Cine y Valores

Nicolas Weil

Un doctor de la campiña

En un rincón de Normandía, al norte de Francia, el doctor Jean-Pierre Werner, el único médico de familia en muchos kilómetros a la redonda, no escatima tiempo para dedicarse a sus pacientes, ya sea calzándose las botas de campo y desplazándose a las granjas donde alguien requiere sus servicios ya sea en la consulta de su casa, siempre repleta de personas esperando ser atendidas. Tal vez su labor como médico en esa zona rural no precisa una gran competencia científica, pero tiene un gran poder sanador, porque atiende al cuerpo y al espíritu.

Hipócrates

Benjamín Barois empieza a trabajar como médico residente en el servicio de medicina interna de un hospital público de París, cuyo director es su mismo padre, el todopoderoso Dr. Barois. El joven médico afronta su nuevo trabajo con ilusión pero con ingenuo y excesivo optimismo sobre su capacidad. Empieza a impresionarse un poco cuando se entera de que, desde el primer día, va a tener no menos de dieciocho pacientes bajo su entera responsabilidad. No tarda en tomar conciencia de su inexperiencia al fracasar en una punción lumbar.

Mil noches, una boda

Angélique, de 60 años, pero que podría aparentar más por la piel ajada de su rostro, trabaja por las noches en un oscuro cabaret cercano a la frontera entre Francia y Alemania. Su cometido, y su afición, es alternar y hacer beber champán a esos curiosos seres que acuden al siniestro antro para sobrellevar su aburrimiento y olvidar por un rato su soledad. Un día va a visitar a Michel, un asiduo cliente que últimamente ha dejado de frecuentar el local. Michel vive solo, no tiene familia, pero sí cuenta con numerosos amigos con los que comparte sus aficiones y su tiempo de jubilado.