Una mañana, cerca de un local de apuestas, en el municipio de Bobigny, en los suburbios de Paris, es encontrado el cadáver de la esposa de Jean Chaligny, presidente de la patronal, uno de los hombres más influyentes de Francia. El caso es especialmente delicado en medio del clima social extremo que asola al país durante las últimas semanas.
Dos hombres radicalmente opuestos Ousmane Diakité (Omar Sy), un policía de barrio obsesionado con la justicia social, y François Monge (Laurent Lafitte), capitán de la policía judicial de París, sólo preocupado por su posible ascenso, tendrán que unirse para llevar a cabo la investigación. Nada es como cabría esperar en esa extraña pareja: Monge, siempre elegantemente vestido, educado y fino en el trato con las personas, resulta ser a veces extremadamente vulgar, mientras que Ousmane, que procede del mismo barrio deprimido en el que se mueven, con indumentaria más bien desaliñada y modales algo toscos, se revela como un hombre con principios éticos muy claros, dedicado a la educación de su hijo. Su trabajo les obliga a moverse a ambos lados de la periferia, desde las operaciones de guante blanco y dinero fácil del centro financiero de París hasta los negocios clandestinos del barrio de Bobigny. El título original es sugerente en este sentido, puesto que no aclara a qué lado de la periferia se refiere, qué barrio es el que está “al otro lado”. Le deja la decisión al espectador.
La película pretende ser un film policiaco, con mezcla de humor, acción, denuncia social y política. Pero finalmente se queda en una historia mediocre. Su único mérito son los dos actores protagonistas y sus diálogos. Por una parte Monge, arribista engreído, con una obsesión patológica por el sexo, pero que consigue acabar resultando simpático al espectador. Su carácter contrasta con el Ousmane de Omar Sy, que interpreta a un personaje no muy alejado del que tanto éxito obtuvo con Intocables: su amplia sonrisa, su risa espontánea, su optimismo, su buen humor y, en el fondo, una profunda humanidad. El mismo título español de la película, Incompatibles, busca influir en el público con la similitud. Y de hecho, con Omar Sy, el espectador tiene a veces la sensación de un “déjà vu”, aunque esta película no llega a alcanzar, ni de lejos, el mismo nivel de la anterior. Los mejor son, sin duda, los diálogos. Son inteligentes, ocurrentes, con una gran dosis de humor, y mueven casi permanentemente la sonrisa y a veces (no demasiadas) provocan abiertamente la carcajada.
Incompatibles hubiera podido ser una película intrascendente, pero recomendable para un público extenso, si no fuera que, sin absolutamente ninguna necesidad más que el puro morbo, aparecen algunas escenas de sexo explícito, a lo que se añade una escena, totalmente irrelevante, que no aporta nada a la historia, en un local de alterne nudista. De modo que, finalmente, queda en una película exclusivamente para adultos, a condición que no busquen nada más que el entretenimiento fácil y superficial.
Incompatibles
Título original:
De l’autre côté du périph
Género:
Puntuación:
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Publico recomendado:
País:
Año:
2011
Dirección:
Guión:
Fotografía:
Música:
Intérpretes:
Distribuidora:
Duración:
136
Contenido formativo:
Crítica: