Cine y Valores

Una segunda oportunidad

Título original: 
En chance til
Género: 
Puntuación: 
6

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Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2014
Dirección: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
104
Contenido formativo: 
Crítica: 

En el primer momento, vemos a Anna llorando acurrucada en el suelo del baño. Hasta el final de la historia no entenderemos que esta escena es la clave de comprensión de todo el drama.Andreas y Simon,ambos policías, son grandes amigos. Andreas es feliz con Anna, su mujer, y su hijo, el pequeño Alexander; Simon acaba de divorciarse y su vida se ha convertido en un caos. Un día intervienen en la pelea de una joven pareja de yonquis y Andreas queda hondamente impresionado al descubrir a un bebé de la misma edad que el suyo, sumamente desatendido, envuelto en sus propias heces y metido en el interior de un armario. Insiste en que los servicios sociales se hagan cargo del pequeño, pero laley no permite quitárselo a la madre porque el pequeño no está desnutrido y no tiene síntomas de drogas que le hayan podido transmitir. Sin embargo Andreas, un hombre bueno, recto y cariñoso, se queda obsesionado con la injusticia que supone que un niño disfrute de un hogar cálido, como su hijo Alexander, y otro, como Sofus tenga que sufrir de ese modo sin que nadie haga nada por él. Pero pronto su sentido de la ética y la justicia se verá gravemente alterado por un acontecimiento dramático en su propia vida.
La danesa Susanne Bier nos ofrece un drama muy intenso, lleno de incertidumbre para el espectador, porque hasta el final no se descubre la realidad de lo que estaba sucediendo. El argumento está muy bien llevado y mantiene la tensión en todo momento, no sólo por el dinamismo de la acción, sino porque, al hilo de lo que va sucediendo, uno no puede dejar de preguntarse hasta qué punto podría considerarse lícita la decisión de Andreas –en sí misma moralmente repugnante– y si quedarse indiferente dejando desprotegido al bebé sería más correcto que lo que él hace. Pero en todo caso, es fácil empatizar con Andreas a pesar de todo, porque sus intenciones son indudablemente buenas y actúa de buena fe, aunque acabe traspasando la raya de lo éticamente aceptable. El dilema moral que se plantea es tanfuerte que conmueve y casi llega a perturbar al público. Y el desenlace resulta tan inesperado y sorprendente que uno se queda anclado en la butaca casi sin capacidad de reaccionar cuando por fin le encajan todas las piezas de la historia y el drama se convierte en tragedia.
Los actores cumplen bien, pero especialmente Nikolaj Coster-Waldau, quien lleva cabo un magnífico trabajo encarnando al enigmático Andreas. En conjunto es una película magnífica, que nos sobrecoge y logramantenernos todo el tiempo en vilo, pero acaba dejándonos un regusto de esperanza, porque toda persona es capaz de rectificación y de encauzar una vida mal orientada o a la deriva,como vemos plásticamente en la última escena en la ferretería.