Cine y Valores

Las confesiones

Título original: 
Le confessioni
Género: 
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
108
Valores: 
Crítica: 

Se está celebrando una cumbre del G8 en un hotel de lujo de la costa alemana. Los economistas más poderosos del mundo se han reunido para adoptar una medida secreta que tendrá una influencia decisiva en la economía mundial. Allí, totalmente aislados, van a pasar unos días de trabajo, presididos por Daniel Roché, director del Fondo Monetario Internacional. Pero, además de a los ocho ministros de los países más influyentes, Roché ha convocado a tres invitados sorpresa: una renombrada autora de literatura juvenil, un músico conocido por sus apoyos a causas humanitarias, y un misterioso monje italiano llamado Roberto Salus, que acaba de salir de un largo período de meditación silenciosa. El monje intenta mantener su recogimiento y no dejarse llevar por la mezcla de riqueza y poder en el que está inmerso, y no llega a comprender qué se espera de él, cuál es su función en esas reuniones. Hasta que Daniel Roché le ruega que se reúna con él por la noche en su suite y le pide que lo escuche en confesión. A la mañana siguiente, cuando debieran iniciarse las discusiones sobre el importante tema que los ha reunido, un hecho fortuito impide seguir con el trabajo y convierte a todos los participantes -miembros del G8 y los tres invitados ajenos- en sospechosos.

Una fábula filosófico-política-económica, que podría hacernos pensar en Umberto Eco por su aire y sus elementos simbólicos -entre los que destaca el extraño perro-, y por el modo tan inteligente de deslizar la ética como sustancia de contraste en el ámbito de la brutalidad económica internacional, donde se toman decisiones a sabiendas de los males que van a causar. No es una película directamente moralizadora ni mucho menos religiosa, pero la trascendencia está presente como una brisa silenciosa que da sentido a la vida, o, por lo menos, mantiene la esperanza de que ese sentido existe y se puede recuperar. Y finalmente, permite leer entre líneas hasta qué punto el espíritu del Evangelio es subversivo ante situaciones violentamente materialistas y deshumanizadas. Sin embargo nada de eso aparece explícito en la historia, sólo es insinuado bajo forma de arrepentimiento, o de la capacidad de tener el coraje de replantearse la propia postura acomodaticia, o, sencillamente, de no dejarse contaminar a pesar de las presiones.

Las confesiones tiene la forma de un thriller, con un cierto componente surrealista, que avanza lentamente por una trama que mantiene la intriga sin llegar al suspense, gracias, sobre todo, a la presencia del enigmático monje, que sin duda conoce los arcanos de la cumbre pero que los mantiene en «secreto de confesión» y no muestra ninguna reacción. Único dato: en su habitación ha habilitado un rincón para orar ante una cruz. Ante una situación tan corrompida y lesiva para gran parte de la humanidad, sólo existe el camino de la vuelta a la trascendencia, el arrepentimiento y la oración.  

La fotografía es magnífica, con bellísimos encuadres de los interiores del elegante hotel, pasillos, juegos de espejos, figuras entrevistas deslizándose misteriosamente entre las sombras. A la belleza visual se suma la acertada banda sonora de Nicola Piovani y, muy especialmente, un reparto de lujo, encabezado por el excelente trabajo de Toni Servillo.      

De forma elegante y casi velada, la película constituye una denuncia de la oligarquía que maneja la economía de todo el planeta, hombres siniestros que llevan una vida vacía de sentido pero llena de lujos y sensaciones, indiferentes ante las necesidades de la población mundial, tan sólo ocupados en crear situaciones favorables a los mercados internacionales.

[Crítica cedida por Pantalla90]