El largo título original es casi una síntesis del desarrollo de la película: «La moderada subida y la trágica caída de un fijador de Nueva York». Un «fixer» (fijador o arreglador) es una persona que se dedica a conectar personas en los ámbitos de poder para hacer negocios u obtener beneficios. Norman Oppenheimer es uno de esos tipos, que se mueve por Manhattan, siempre hablando por teléfono tratando de conseguir información valiosa e intentando colarse en reuniones de gente importante para establecer contactos. Un día logra acercarse a Micha Eshel, un político israelí solo en Nueva York, en horas bajas de su carrera. Norman le regala un par de zapatos muy caros y el político se queda impresionado por su generosidad. Tres años después, Eshel se ha convertido en Primer Ministro, ambos vuelven a encontrarse y Norman se convierte de súbito en alguien influyente en la comunidad judía de Nueva York.
Joseph Cedar nos sorprendió recientemente con Pie de página (2011), una historia de rivalidad entre un padre y su hijo, ambos estudiosos talmúdicos, que ganó el Premio al mejor guion del Festival de Cannes de 2011, y fue nominada al Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 2012 (http://cineyvalores.fundacionlopezquintas.org/node/1678). Ahora nos ofrece una fábula de ambición, intereses y tráfico de influencias en la esfera de poder entre Nueva York e Israel. El núcleo de la historia es Norman, que «sabe nadar» en las aguas más complicadas y es hábil para poder ofrecer «soluciones» a los problemas y necesidades de unos y otros.
Lo natural al hombre es ser un nudo de relaciones y una fuente de posibilidades en una red de relaciones valiosas. El hombre es un ser de encuentro y el sentido de la vida se lo proporciona la calidad de dichos encuentros. Pero la vida personal de Norman es inexistente, no se sabe nada de él, no tiene familia -excepto un sobrino al que maneja como al resto de las personas- ni amigos. No es una mala persona, ni tan siquiera busca beneficios para él mismo. Más bien sus gestiones le cuestan dinero, además de esfuerzo. Es un pobre hombre que necesita la acción constante para disimularse a sí mismo su profunda soledad. Su dedicación exclusiva es establecer una red de contactos a través de él, para sustituir la carencia de la red de relaciones humanas.
Richard Gere hace un trabajo magnífico como Norman, perfectamente apoyado por un extraordinario elenco. Gere consigue hacer cercano y entrañable a un personaje del que se conocen sus trapicheos, pero nada de sus sentimientos ni de sus proyectos personales. Podría haber sido un drama descarnado, porque el tema de fondo es triste -un hombre solo, que intenta hacerse valioso, no por su forma de ser, su calidad personal, sino por lo útil que puede resultar-, pero Cedar lo trata con humor y compasión, y el film resulta agradable. El metraje es excesivo, porque hay momentos en que parece no avanzar, pero en conjunto, Joseph Cedar vuelve a ofrecernos una buena película.