Cine y Valores

FUMAR PROVOCA TOS

Título original: 
Fumer fait tousser
Género: 
Puntuación: 
6

Average: 6 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2022
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
80
Contenido formativo: 
Crítica: 

UNA LOCURA SIN PALIATIVOS

Una familia para su coche al borde de la carretera por una necesidad del hijo adolescente. Al fondo, en la distancia, el muchacho descubre a sus ídolos, el equipo «Tabac Forces» en una lucha encarnizada contra una enorme tortuga asesina. Cuando la fin consiguen vencerla, reciben una vídeo llamada de Didier, el jefe supremo, un extraño bicho con unas babas verdes viscosas absolutamente repugnantes que cuelgan permanentemente de su boca, pero que trae enamoradas a todas las mujeres. Parece que se está debilitando la cohesión entre los cinco miembros del equipo y el jefe los envía a un retiro para recomponer la unidad.

A partir de ahí empieza una trama sin pies ni cabeza en la que se insertan una serie de relatos cortos terroríficos totalmente surrealistas, que se cuentan unos a otros. Sin embargo, bajo ese planteamiento absurdo Dupieux ha dotado a su comedia de un contenido hilarante, que es una sátira del miedo obsesivo a los elementos que puedan perjudicar la salud o el medio ambiente. Los nombres de los héroes tienen ese valor de tomarse a broma cuestiones muy serias pero que, a veces, pueden llegar a ser ridículas. Para empezar, el nombre del grupo se refiere a que combaten el tabaco, pero, como cabía esperar, vemos como ellos mismos fuman cuando piensan que el mundo va a ser destruido. Los nombres de cada héroe –Amoníaco, Metanol, Nicotina, Mercurio y Benceno– suenan a jinetes del Apocalipsis de nuestro mundo.  

El reparto es de auténtico lujo, cada uno enfundado en su traje de lycra con aspecto ochentero. Gilles Lellouche es Benceno; Vincent Lacoste, Metanol; Anaïs Demoustier, Nicotina; Jean-Pascal Zadi, Mercurio; Oulaya Amamra, Amoníaco. Se percibe claramente que ellos mismos se están divirtiendo con sus papeles y la locura llevada al paroxismo.

El gran inconveniente de la cinta para un gran público es la omnipresencia de sangre y vísceras. A quien le moleste el gore, será mejor que no vaya a ver la película, salvo si acepta estar la mayor parte del metraje con los ojos apartados de la pantalla. Hay que añadir que tiene poco término medio para el público: o se entra en ella o no se entra. Mientras en la sala se oían las carcajadas de unos, resonaba el silencio elocuente de otros, y el murmullo de desagrado de los que no pueden con el gore.