Josh y Cornelia Srebnick, a sus más de 40 años, llevan una vida monótona con pocos proyectos ni expectativas profesionales. Todo transcurre apaciblemente y sin variaciones desde hace diez años y nada hace presagiar que pueda cambiar. Ella trabaja con su padre, importante productor de cine, y Josh sigue empeñado en el interminable montaje de un documental al que ya prácticamente no se le ve salida. En el ámbito personal, después de infructuosos esfuerzos por tener hijos, en la actualidad ya se han conformado y no los desean.
Inesperadamente (aunque no por casualidad)conocen a una encantadora pareja, Jamie y Darby, alegres, espontáneos, llenos de entusiasmo por vivir y experimentar cosas nuevas. Josh se siente seducido por esos jóvenes y se lanza con renovados bríos a recuperar el espíritu y los sueños de juventud. Él y Cornelia dejan de lado a sus amigos de siempre, gente de su misma edad, y se adentran en la dinámica estimulante y seductora de probarlo todo y alcanzar metas por el camino más rápido.
La primera parte de la película tiene viso de ser una comedia divertida, con la desazón de la sorpresa de los primeros síntomas de decadencia física. Pero a medida que se avanza en la trama, la historia se vuelve más seria y profunda. Aparece entonces la necesidad de aceptarse a sí mismo, con sus capacidades y sus limitacionesy no dejarse deslumbrar por señuelos que no llevan a ninguna parte. Después de la aventura “juvenil”, la última escena en el aeropuerto mirando la fotografía del niño, expresa que Josh y Cornelia han tomado de nuevo las riendas de su vida.
Una película entretenida, a ratos divertida, pero que da que pensar sobre el valor de la familia, la amistad y la lealtad en las relaciones humanas. Y también sobre la importancia de no perder la ilusión por hacer realidad sueños y proyectos, pero sin abdicar jamás de los principios éticos que dan fundamento y sentido a la vida.