Poveda
España, 1901. Pedro Poveda, un joven sacerdote de 27 años, decide, casi en contra de la opinión de todo su entorno, dedicarse a atender a los “cueveros”, en la Cuevas de Guadix en Granada, una zona marginal. Aunque al principio es recibido con desconfianza y hostilidad, pronto las suspicacias se convierten en cariño y adhesión y empieza a desarrollar una intensa labor social y educativa.