Cine y Valores

Monuments Men

Título original: 
The Monuments Men
Género: 
Puntuación: 
6

Average: 6 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2014
Dirección: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
118
Contenido formativo: 
Crítica: 

Basada en hechos reales, la película narra la historia de un insólito batallón de expertos en arte, británicos y norteamericanos al que, al final de la Segunda Guerra Mundial, el presidente Franklin D. Roosevelt encomendó la peligrosa misión de adentrarse en territorio ocupado por los alemanes, para recuperar las obras de arte sustraídas por el ejército nazi y devolverlas a sus legítimos propietarios. Hitler planeaba crear el “Führermuseum” en la ciudad de Linz (Austria), para reunir las mejores obras de arte expoliadas en museos y colecciones privadas. Pero, cuando la derrota era inminente, Hitler firmó la llamada “Orden Nerón”, que aplicaba la táctica de “tierra quemada”, consistente en destruir cualquier cosa que pudiera ser de utilidad al enemigo cuando una fuerza avanza a través de un territorio o se retira del mismo. En ese caso, se refería la destrucción de obras de arte de las que ya no podían apoderarse. No tenía finalidad militar ni económica, sino que se trataba de una estrategia para destruir psicológicamente al enemigo, hurtarle la memoria y dejarlo desorientado y perdido. Los miembros del “Monuments men” tuvieron que actuar a contrarreloj y con riesgo de sus vidas, para evitar esos actos vandálicos, adentrándose en zonas todavía ocupadas, o bien adelantándose a los rusos, dispuestos también a hacerse con las obras, pero, en su caso, no para devolverlas, sino para cambiar el beneficiario del saqueo.
La película, dirigida, producida, coescrita y protagonizada por George Clooney, no es propiamente un film bélico coral, solo se detiene en las acciones heroicas de unos hombres, incluso por edad, inapropiados para una acción de tanto riesgo, pero movidos por un ideal humano muy elevado. Por tanto, quedarán defraudados quienes esperen encontrar la acciones trepidantes de guerra, porque estas no aparecen más que como telón de fondo. Por otra parte, los personajes apenas si están definidos, les falta profundidad, aunque el reparto, de lujo, subsana en parte esa carencia.
Si al argumento se le pueden poner algunas pegas, no sucede así con el tema. Frank Stokes, el líder del grupo, plantea un conflicto humano de la mayor importancia. No estamos ante un simple robo, por muy valioso que sea. Entiende que el expolio y, con más razón, la destrucción masiva de obras de arte pretende aniquilar la tradición cultural de la civilización occidental. Un pueblo sin raíces no es nada. Por tanto, hay que salvar el patrimonio cultural, pero no para quedarse con él, sino para reintegrar las obras al ámbito que les corresponde, con el que ya han establecido vínculos históricos y afectivos. Las obras de arte deben volver a su lugar natural. Ostentan demasiada dignidad como para convertirse en simple objetos de codicia. El precio no es en ningún caso equiparable al valor, se trata de niveles distintos.
Pero, a esos dos asuntos, la urgencia de salvaguardar los mejores logros culturales de la humanidad, porque constituyen las raíces nutricias de una civilización, y, la primacía del valor sobre el precio, Stokes contrapone el valor infinitamente superior de la vida humana. Insta a sus hombres a no arriesgarse, porque ninguna obra de arte merece el precio de una vida. Sin embargo, en el fondo, esos valientes no se arriesgan solo por “la” obra concreta, aunque sea una “Madonna” de Miguel Ángel o la “Última Cena” de Leonardo da Vinci, sino por evitar la devastación de los fundamentos últimos de un pueblo, que le dan entidad y lo elevan por encima de los niveles de la mera supervivencia. Los “monuments men” se juegan la vida más que por las obras en sí, por lo que ellas significan como alma de una civilización.
A las dos horas de entretenimiento en el cine, se le añaden motivos para pensar y dialogar. ¿Hasta qué punto es lícito sacrificar una vida humana? ¿Se resquebraja la civilización si queda privada de su tradición cultural, ya sea por la fuerza o por propia decisión?