ME LLAMO SALANDER, LISBETH SALANDER
La heroína Lisbeth Salander atiende a la llamada de un científico Frans Balder, que ha desarrollado un potente y peligroso software que puede dar un inmenso poder sobre todo el planeta a quien lo posea. Balder trabajaba para los Estados Unidos, pero se ha arrepentido y ahora quiere recuperarlo para destruirlo. Lisbeth consigue hacerse con el software, pero unos hombres violentos la han seguido, irrumpen en su casa, causan auténticos estragos y la hieren en la espalda. Con la herida sangrando bajo su chupa de motorista, la invencible chica del dragón tatuado no se dará por vencida y seguirá en su peligrosa labor de impedir que el programa sea utilizado por personas sin escrúpulos, de nuevo con la ayuda del periodista Mikael Blomkvist. Inesperadamente, se cruza de nuevo en su vida, su malvada hermana Camilla, dispuesta a destruirla, en venganza de un pasado oscuro del que culpa en gran parte a Lisbeth.
El uruguayo Fede Álvarez presenta una trama inquietante que no deja un respiro: secretos antiguos que se revelan, organizaciones secretas, secuestros, persecuciones, y hasta una conspiración internacional. Las escenas de acción se siguen una a otra sin solución de continuidad, a un ritmo enloquecido. En la película, hay además una vertiente feminista, cuando la heroína vengadora protege a las víctimas de violencia de género y escarmienta a los varones que abusan de las mujeres.
No es un guion brillante, pero los actores cumplen bien, los efectos están logrados y la película resulta entretenida. Nada más, pero tampoco nada menos.