Cine y Valores

Manual de un tacaño

Título original: 
Radin!
Género: 
Puntuación: 
5

Average: 5 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
89
Crítica: 

El primer violinista de la orquesta local es un tacaño impenitente. Su vida entera gira en torno a dos objetivos: ahorrar más y gastar menos. Para ello se ha impuesto una serie de reglas: no enciende las lámparas de su casa sino que aprovecha la luz de las farolas, se cronometra el tiempo de la ducha para no consumir agua, no hace caso de las fechas de caducidad, va andando para no pagar el autobús, ve la televisión del vecino con prismáticos, hace lo imposible para no tener que participar en ningún regalo, etc. Está siempre solo, no tiene amigos para no tener que gastar ni un céntimo. La única persona con la que se relaciona es el director de su banco, al que acude como a un psiquiatra. Pero su vida se complica cuando se enamora de Valérie, una violonchelista tan tímida como apasionada, totalmente loca por él. Como los problemas nunca vienen solos, aparece en su casa una hermosa joven, Laura, que le comunica que es su hija. Su madre le había hablado de él como un héroe y ella lo tiene idealizado. Dos mujeres a las que él se siente ligado y que lo quieren de verdad, sin darse cuenta de su faceta de tacaño.

El argumento es muy simple y totalmente predecible, lo cual no impide que algunas escenas resulten divertidas y hasta desternillantes. Cavayé presenta los rasgos y las reacciones típicas de un avaro como François Gautier sin ocultar su carácter antipático, pero intenta también penetrar en las motivaciones internas, como una suerte de psicoanálisis, que se queda un poco a la deriva.

Pero la película no tiene sólo momentos para la risa, también da que pensar sobre las consecuencias del egoísmo, no sólo porque se perjudica a los otros, sino porque el egoísta acaba siendo el más desgraciado de los hombres. François quiere a Valérie y a Laura, pero no sabe amarlas. Y en un momento se lamenta amargamente porque se reconoce incapaz de superar su tendencia a la avaricia y no consigue entregarse a los que ama.

La película permite pasar un rato entretenido, reírse en algún momento, y olvidarla en el mismo momento de abandonar la sala.