Mildred y Richard Loving se aman, quieren casarse y formar una familia. Pero ella es negra y él es blanco, y en 1958, en el Estado de Virginia donde viven, los matrimonios mixtos están prohibidos por la ley segregacionista en vigor, por lo cual ellos se casan en Washington. Por ese «delito» son detenidos y condenados a un año de prisión, aunque con suspensión de la sentencia durante 25 años con la condición de que abandonen el Estado.
La historia está inspirada en el documental de la HBO The Loving story, basado en hechos reales. Los Loving fueron perseguidos como delincuentes y obligados al exilio por una ley injusta además de inhumana. Pronto su caso se convirtió en el símbolo de la lucha por la libertad personal y los derechos civiles, en una América con amplios sectores todavía segregacionistas.
La película sigue los diez años durante los cuales el matrimonio luchó por defender sus derechos, hasta llegar a la Corte Suprema en 1967. La sentencia final no sólo cambió la vida de la familia Loving, sino que modificó las leyes del país y el curso de la historia.
El film de Jeff Nichols -director y guionista- trata los sucesos de la vida de la pareja con una gran delicadeza, sin quitarle dramatismo pero evitando cualquier derivación lacrimógena, como tampoco convierte su relato en una reivindicación de los movimientos y las movilizaciones que se comprometieron contra la injusticia segregacionista. Los Loving son los únicos protagonistas, discretos y profundamente humanos, en un marco austero, con trazos poéticos en los largos silencios de los personajes, más expresivos que las palabras, y en los amplios paisajes desnudos y sin horizontes que, como cuadros plásticos, invitan a la contemplación.
Joel Edgerton y Ruth Negga están soberbios en una actuación comedida, como corresponde a los personajes dignos y doloridos que encarnan, a los que hacen cercanos y entrañables. Los secundarios, la mayoría de los cuales son actores desconocidos, llevan a cabo también un buen trabajo.
Una gran película, que trae a la actualidad un tema estremecedor, contrario a los más elementales derechos humanos y a la más esencial igualdad de todos los hombres, pero que, desgraciadamente resulta pertinente en nuestra época, cuando están resurgiendo vigorosamente los prejuicios raciales y las tentaciones de levantar barreras y muros de separación entre los pueblos.