Cine y Valores

Lincoln

Título original: 
Lincoln
Puntuación: 
9

Average: 9 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2012
Dirección: 
Guión: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
150
Contenido formativo: 
Crítica: 

Argumento: Doris Kearns Goodwin (libro "Team of Rivals: The Political Genius of Abraham Lincoln")
Enero de 1865. Tras cuatro años de cruenta Guerra de Secesión, las autoridades del Sur están dispuestas a pactar una paz honrosa con la Unión. La lucha está tocando a su fin. Abraham Lincoln acaba de ser reelegido Presidente y, haciendo uso de los poderes que le confiere el estado de guerra, ha declarado la emancipación de los esclavos. Urge que el Congreso apruebe la decimotercera enmienda a la Constitución, que contempla la abolición definitiva de la esclavitud. Sin embargo, se plantea un grave problema estratégico y de conciencia: si se firma la paz antes de que se apruebe la enmienda, el Sur tendrá poder para rechazarla y se perderá la ocasión de eliminar la esclavitud. Pero si se dilata la firma para dar tiempo a que el Congreso vote la enmienda, durante todo ese tiempo, se seguirá vertiendo sangre en los campos de batalla. Lincoln debe, pues, actuar con astucia y rapidez para, en la mayor brevedad de tiempo posible, conseguir los apoyos necesarios y retener, mientras tanto, la firma de paz.
La película es magnífica y envolvente, pero, para seguir toda la trama sin perder detalle, exige nuestra atención e, incluso también, ciertos conocimientos previos de historia de los EE.UU. Contrariamente a lo que cabría esperar, el film no es realmente un biopic laudatorio sobre el decimosexto presidente de los Estados Unidos de América, sino una auténtica lección de historia, narrada con objetividad. Es, además, la expresión de que la democracia constituye la hermosa y sugerente fachada, aparentemente transparente e impoluta, tras la cual, bien oculta en la oscuridad de las sombras, actúa sinuosamente la “política”, como “arte de lo posible”. Implica saber negociar, ceder, llegar a acuerdos con contrapartidas, comprar voluntades y hasta amenazar, más o menos veladamente. En este sentido, los diálogos son de una gran riqueza y constituyen una auténtica lección de teoría, o tal vez sería mejor decir de práctica política.
Sin embargo, en el Presidente Lincoln las negociaciones políticas y la gestión de gobierno aparecen como algo grande, que procede de un hombre inteligente y sagaz, pero también limpio y honrado, que no busca beneficios personales o de partido y ni tan siquiera ideológicos, sino el bien del hombre –la igualdad entre todos, blancos o negros, hombres o mujeres– y de su país. El personaje, magistralmente encarnado por Daniel Day-Lewis, resulta apasionante, realmente carismático. Irradia bondad, fuerza y determinación. No hay en él una dicotomía entre el político y la persona en su ámbito privado. El mismo amor al hombre y a la patria es la ternura con la esposa –con problemas mentales– y los hijos –dolor contenido pero lacerante por el hijo muerto; temor del peligro de la guerra para el mayor; atención permanente al pequeño, que idolatra al padre–.
El resto de los actores, sin excepción, están realmente magníficos, y en ningún momento nos dejan pensar que estamos ante un relato frío de acontecimientos, sino entre personas reales, de carne y hueso, impulsadas por razones profundas para defender o rechazar la enmienda. No hay buenos y malos, sino hombres con sentimientos, pasiones, ideales, dudas, miedos, coraje... que defendían firmemente aquello en lo que creían e hicieron historia de su país.
Resulta especialmente impresionante la escena en la que el congresista Thaddeus Stevens (un extraordinario Tommy Lee Jones), abolicionista radical, temido por la oposición a causa de sus argumentos atronadores, se desprende de su rancia peluca y, como si se quitara la piel de político distante y frío, aparece en toda su tierna humanidad, encarnando con delicado amor en su vida privada los mismos valores humanos que propugna y defiende en el Congreso con tanta severidad y firmeza.
Lincoln es una película soberbia, cine de máxima calidad, una auténtica joya que nadie debería perderse.