Cine y Valores

La Caza

Título original: 
Jagten
Género: 
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2012
Dirección: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
111
Contenido formativo: 
Crítica: 

Un venado en el bosque. Está tranquilo en su hábitat, no se apercibe de ningún peligro, no ve nada ni a nadie, todo parece en paz. Pero, de súbito, suena un disparo y el animal cae muerto. Luego entenderemos que la escena es un trasunto del tema de la película.
Tras un divorcio difícil, Lucas ha conseguido reorientar su vida: ha encontrado trabajo en el parvulario de un pueblecito danés, disfruta de buenos amigos con los que comparte alegremente su tiempo libre, ha iniciado una nueva relación con Nadja, una compañera del trabajo, y hasta va a recuperar a Marcus su hijo adolescente, al que tanto añora. Pero esta nueva vida feliz va a ser totalmente trastocada cuando la pequeña Klara, la hija de Theo, su mejor amigo, sin saber muy bien qué dice ni, por supuesto, prever las consecuencias, deja entender a Grethe, la directora del parvulario que ha sufrido abusos sexuales por parte de Lucas. Ésta, sin más indagaciones, cree a pie juntillas a la niña y aplica el protocolo debido en casos de pederastia: informa a los padres y da parte a la policía.
A partir de ahí, Lucas se encuentra cercado por los rumores sin que le dejen posibilidad de defenderse. La bola de nieve de la falsedad va rodando y cada vez se hace más monstruosamente enorme; las acusaciones crecen y se dan automáticamente por ciertas, sin pararse nadie a pensar que tal vez estén cometiendo una terrible injusticia. Sin más averiguaciones ni esperar la acción de la justicia, se ve totalmente marginado, nadie le escucha y tiene que sufrir un sinfín de agresiones psíquicas y físicas. Klara, en su inmadurez, no entiende lo que ha visto ni es capaz de calibrar el alcance de su mentira. Quiere entrañablemente a Lucas y no le gusta que sufra, pero cuando pretende decir la verdad ya nadie la cree. Sólo uno de sus amigos, Bruun, y Marcus, su atribulado hijo, siguen confiando plenamente en su hombría de bien.
En la historia no aparece un único responsable de la tragedia, la ha hecho posible toda la comunidad del pueblo y aun toda la sociedad. La fijación sexual obsesiva que impregna nuestras vidas se percibe abiertamente en las calles y, por supuesto, en medios de comunicación. Llega a niños y adolescentes, no siempre capaces de asimilar lo que significa ni de comprender su fuerza destructiva. Irremisiblemente, los enferma espiritualmente y los sitúa a la deriva en su proceso de desarrollo personal. La hipersexualidad va a favor de los instintos pero es una actitud contra naturam, pues el hombre, ser inteligente, está llamado a vivir su sexualidad en el marco de una entrega amorosa madura.
De forma dramática, la película nos muestra la validez del viejo proverbio “La palabra es como el agua: una vez derramada ya no se puede recoger”. Los vecinos del pueblo asumen irreflexivamente la falsa acusación y el rumor se propaga imparable, desembocando en comportamientos injustos, incluso con el recurso a la violencia. Como una sombría imagen de esa inconsciente maldad bajo apariencia de bondad, todo el pueblo acude tranquilamente a la misa de Navidad. Allí, Marcus, solo, despreciado, en un penoso estado de abandono e indefensión, con la mirada consternada reprocha amargamente a su amigo Theo la falta de confianza y que sea cómplice de tan cruel linchamiento moral. Pero las conciencias están adormiladas y la celebración del nacimiento de Jesús es, para todos ellos, poco más que un acto social, no hay lugar para la comprensión, el perdón ni el amor.
Todos somos culpables, nos reprocha Thomas Vinterberg: en realidad nos movemos en un ámbito de degeneración y corrupción, pero hemos creado una eficaz ficción de probidad y, de tanto en cuanto, tranquilizamos nuestra conciencia sacrificando una víctima en el altar de nuestra hipócrita moralidad. Como Lucas.
LA CAZA constituye una denuncia de la doble moral de los hombres de hoy, deshonestos en sus vidas pero rígidos y severos enjuiciando a los demás. Es, además, una serie advertencia sobre la falta de prudencia y de conmiseración de algunas personas cuando se hacen eco de un rumor sin haber contrastado su veracidad, la facilidad con que, a menudo, se confunde una opinión personal con la realidad de los hechos, los juicios públicos sobre personas y entidades, sin tener datos fehacientes...
Es una película magnífica, sobrecogedora, que invita a la reflexión y a la toma de conciencia de algunos de los tristes males morales que afectan a nuestro mundo.