Un agente de la CIA es asesinado justo cuando estaba a punto de culminar una operación para desbaratar un terrible plan de destrucción de la civilización occidental. Para intentar salvar la misión, es necesario rescatar la información que se almacenaba en el cerebro del agente muerto. Para ello, se van a trasvasar esos datos al cerebro de otra persona. El elegido es Jericó, un asesino convicto condenado a cadena perpetua.
Cuando era pequeño, Jericó sufrió un terrible golpe en la cabeza, que fue la causa de que no se desarrollara una parte de su cerebro. También espiritualmente fue víctima de la tremenda violencia de verse tratado como un objeto despreciable que no merece ni vivir, lo cual bloqueó su crecimiento personal. Esto hizo de él un hombre extremadamente violento y destructivo, sin ninguna noción del bien y del mal. Cuando trasplantan a su ser amoral, sin sentido ético ninguno, la personalidad de un hombre íntegro, la colisión le resulta extremadamente dolorosa, como si la cabeza, todo su ser, le fuera a saltar en pedazos.
Es el drama de todo ser humano, que tiene una tendencia natural al mal, al egoísmo insolidario, a procurarse su bien en detrimento de cualquier principio, razón o límite, pero que, al mismo tiempo, por su propia naturaleza se siente también llamado a la bondad, al amor y la solidaridad, la belleza, la verdad, la libertad…, es decir, a la realización de los valores. Las realidades propias del nivel 1 tiran de él y le dan energía para correr tras el señuelo –como los flashes de recuerdos de Jericó del maletín con el dinero–, pero es una carrera alocada a ninguna parte, porque las metas alcanzadas en el mero nivel 1 no pueden satisfacer las ansias de infinito del hombre. La clave para que la persona descubra lo auténticamente valioso para él radica en un salto al nivel de las relaciones personales en el que podrá sentir la atracción por los valores. Cuando Jericó siente la dulzura del afecto, la ternura de una niña que lo abraza con confianza, empieza a plantearse de qué lado inclina la balanza de sus intereses.
El film es trepidante de acción, con un Kevin Kostner en un papel espectacular. En realidad, casi todo cuanto acontece se reduce al personaje, a cómo se enfrenta a las distintas situaciones que se le presentan mientras intenta asimilar las nuevos sentimientos y sensaciones que está experimentando. Es una cinta entretenida, no excesivamente previsible, que atrapa con la intriga de cuál va a ser el final de Jericó. Sin duda, Criminal hará las delicias de los amantes de las películas de acción y violencia.
Sin embargo, más allá de las persecuciones, luchas, emboscadas, tiros, explosiones… el personaje protagonista da que pensar sobre el hombre, la pugna entre el bien y el mal en su interior, y el valor insustituible de la afectividad y la ternura para dar sentido incluso a la vida más penosa y conflictiva.
Criminal
Título original:
Criminal
Puntuación:
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Publico recomendado:
País:
Año:
2016
Dirección:
Guión:
Fotografía:
Música:
Intérpretes:
Distribuidora:
Duración:
113
Valores:
Contenido formativo:
Crítica: