Cine y Valores

BABYLON

Título original: 
BABYLON
Género: 
Puntuación: 
6

Average: 6 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2022
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
188
Contenido formativo: 
Crítica: 

EL LADO OSCURO DE LA INDUSTRIA DEL CINE

 

Estamos ante una película curiosa. A primera vista podríamos pensar que es un simple homenaje al cine por parte del cine, pero con esto nos quedaríamos solo en lo superficial. Damien Chazelle se mueve entre frenesí y melancolía, combinando la elegancia de El gran Gatsby (Baz Luhrmann, 2013), la dureza de El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013) y la intensidad de Érase una vez en... Hollywood (Quentin Tarantino, 2019). 

El largo prólogo de casi media hora presenta simplemente una bacanal excesiva que da el tono de lo que será le película e impresiona por el dominio del lenguaje cinematográfico. De momento, el espectador queda impactado, desconcertado ante tanto desenfreno, porque no intuye hacia dónde va la historia.  Pero, a lo largo de la película, la sucesión de escenas salvajes, de depravación y perversión, acaban resultando repulsivas, como el espectáculo de comer una rata viva.

Babylon, está ambientada al comienzo de la Edad de Oro de Hollywood, cuando la industria cinematográfica pasó de la era muda al cine sonoro en la década de 1920, aunque en esa narración histórica resuena, como un eco sordo, la industria cinematográfica de siempre, de hoy mismo. El hilo conductor son los tres personajes principales: la aspirante a actriz Nellie LaRoy, el recién llegado productor Manny Torres y, sobre todo, el seductor Jack Conrad, quien, en cierto modo, constituye la encarnación del cine, pues aspira a hacer arte, no meros objetos comerciales, aunque se revela una empresa casi imposible, porque el arte no interesa a la mayoría. 

La película se inspira en la historia real del cine, pero la trama es totalmente de ficción. Sin embargo, los personajes están basados en personajes reales que tuvieron su influencia en la época. No se corresponde cada personaje con una persona de la vida real, sino que pueden tener rasgos de varios de ellos. Siguiendo la trayectoria caótica de esos personajes, la cámara se adentra en los sueños y las quimeras que, aun entre degeneraciones y vicios, hicieron la gloria de Hollywood. 

Por debajo de esas exageraciones de bacanales y de banalización, no ya solo del sexo sino de la vida humana, se sigue un cuadro plástico del paso del cine mudo, de los rodajes caóticos del principio, al sonoro. En conjunto,  Babylon es una película grandiosa y original, pero adolece de falta de una estructura narrativa precisa. En todo caso el film es una auténtica inmersión en el Hollywood de aquella época, que, paradójicamente, provoca desagrado y hasta náuseas al espectador y, al mismo tiempo, lo deja maravillado. 

Un estremecedor homenaje al séptimo arte, una carta de amor a la fábrica de sueños, que no elude mostrar el lado oscuro y nauseabundo de la industria del cine.