China, siglo IX. Nie Yinniang, regresa a su casa después de varios años en los que ha sido educada por una monja que la ha iniciado en las artes marciales y la ha convertido en una invencible asesina cuya misión es eliminar a los crueles tiranos locales. Un día, recibe la orden de matar a su primo Tian Ji'an, gobernador disidente de la provincia militar de Weibo, a quien estaba prometida desde la infancia. Nie Yinniang debe elegir: sacrificar al hombre que ama o romper para siempre con la disciplina sagrada de la orden de los asesinos.
La película tiene un «prólogo» en blanco y negro, y pasa al color cuando empieza la narración de la historia de forma cronológica. Pero esas escenas previas y la combinación de color tienen un efecto estético pero no consiguen aclarar gran cosa y seguir la línea argumental resulta una misión prácticamente imposible para el espectador. No tan sólo porque el contexto histórico de luchas entre provincias chinas le resulte poco menos que desconocido, sino, sobre todo, porque se le hace muy difícil identificar a cada uno de los personajes y, en consecuencia enterarse del sentido de lo que sucede en la pantalla.
Según Hou Hsiao-hsien, el espectador debe ver la película «como alguien sentado a orillas del torrente rápido que no se pierde nada de lo que pasa, las ráfagas de movimiento y los momentos de calma y se deje también llevar por la corriente de su propia imaginación». Es decir, es una película para ser contemplada sin poner excesivo interés por entender a los personajes ni comprender sus motivaciones y sus acciones. El mismo director afirma que nunca le han interesado las «explicaciones, sobre todo las psicológicas», y expresa la misma falta de interés por imprimir lógica y profundidad a la trama argumental: «Si una película es un río, o más exactamente un torrente, me interesa más el curso que toma, su velocidad, sus rodeos, sus torbellinos y remolinos, que dónde nace o donde alcanza el mar».
‘The Assassin’ es una película de una belleza espectacular que gustará a quien quiera recrearse con escenas de una estética indiscutible, pero es fácil que aburra a esa gran mayoría que espera poder entender de qué va lo que sucede en la pantalla.