UN ELOGIO A LA CREATIVIDAD Y AL TRABAJO BIEN HECHO
El director vietnamita Trần Anh Hùng emigró a Francia en 1975. Allí se dio a conocer como cineasta con su primer largometraje, El olor de la papaya verde, que obtuvo el premio «Cámara de Oro a mejor ópera prima» en el Festival de Cannes de 1993. Su actual largometraje, cuyo título original, La passion de Dodin Bouffant, es más descriptivo que el de la versión española, ha recibido el «Premio a la Mejor Dirección» en el Festival de Cannes 2023.
El film está inspirado en la novela La Vie et la passion de Dodin-Bouffant, gourmet del escritor Marcel Rouff. La historia nos traslada a la campiña francesa, a finales del siglo XIX, al «château» en el que vive Dodin Bouffant, un genio de la gastronomía, y se centra en la vida diaria de ese gran chef, que convierte la cocina en una actividad altamente creativa.
Con la imprescindible colaboración de Eugénie, su cocinera, amiga y amante, Dodin no deja de investigar nuevos platos exquisitos, actividad que los llena a ambos de un gran gozo. Ya no son jóvenes, pero Eugénie sigue siendo bellísima en su madurez y el sentimiento de amor entre ellos es muy sincero y profundo. Sin embargo, a pesar de la insistencia de Dodin, ella no ha querido nunca acceder al matrimonio. En parte para no dejar de sentirse libre, pero, sobre todo, porque piensa que al casarse los esposos asumen roles estereotipados, se pierde espontaneidad y se apaga la creatividad. Teme que eso pudiera sucederles a ellos dos y que se instalara la monotonía en su relación.
El relato intercala largas escenas de preparación de platos refinados y espectaculares, con momentos de convivencia con cuatro buenos amigos, excelentes gourmets, capaces de disfrutar y valorar las nuevas creaciones que Dodin y Eugénie elaboran para obsequiarlos. Hay también momentos de encuentros íntimos entre los dos amantes, en los que hay tiempo para hablar de sus ideas culinarias, para tratar de amistad, y hasta para las expresiones de ternura de dos enamorados.
Trần Anh Hùng nos ofrece una película preciosa, gracias también a la calidad del equipo técnico y artístico, como la fotografía sutilmente impresionista de Jonathan Ricquebourg o como el trabajo de un reparto que está sencillamente extraordinario. A Juliette Binoche, el papel de mujer madura hermosísima, inteligente, creativa y buena persona, le va como hecho a la medida, pues le permite desplegar toda su capacidad de actriz maravillosa. En cuanto a Benoît Magimel, ofrece, tal vez, una de las mejores interpretaciones de su carrera, teniendo en cuenta que ha obtenido varios premios como mejor actor, en el Festival de Cannes 2023, por Pacifiction, en los César 2022 (De son vivant) y en los César 2016 (La tête haute), entre otros.
A fuego lento recuerda de cerca esa otra película prodigiosa de Gabriel Axel sobre la gastronomía como arte, acto generoso y gozo de vivir, El festin de Babette (1987). Es una delicia para el público que disfruta contemplando el proceso del arte de la gastronomía, pero es posible que los no tan aficionados a las artes culinarias echen de menos más presencia de la trama humana que sirve de sustento a la sucesión de festines de Dodin y Eugénie.
La película es una pequeña joya cinematográfica que, además de las escenas de cocina creativa y de las mesas repletas de sugerentes exquisiteces, encierra una conmovedora historia de amor y amistad. También un homenaje al esfuerzo por la creatividad en la vida cotidiana y por hacer cultura de algo tan necesario para el ser humano como es alimentarse.