LA MAGIA DEL CINE

Años 60. En un poblado minero del desierto de Atacama, en el norte de Chile, viven Medardo, su esposa María Magnolia y sus cuatro hijos, Marcelino, Manuel, Mirto y María Margarita (por voluntad del padre, todos los miembros de la familia tienen un nombre que empieza por “M”). Los cinco esperan con ilusión el momento mejor de la semana, cuando, cada domingo por la tarde, perfectamente “endomingados” se van juntos al cine.

Pero un mal día, Medardo sufre un accidente en la mina, se queda postrado en una silla de ruedas y con una situación económica todavía más complicada.  Poco tiempo después, María Magnolia, decide abandonar a su familia para recobrar su antigua profesión de cantante. El hogar queda desintegrado y en situación económica muy precaria, aunque con dos factores que podrán ser su salvación, el primero el inmenso amor que se profesan, que los conserva unidos, apoyándose siempre los unos a los otros; el otro un don especial de María Margarita para contar películas. Ella será la encargada de ir al cine, ver una película y luego contarla,  al principio solo a su padre y sus hermanos, pero pronto a todo el pueblo, montando una sesión para entrar en la cual debe pagarse una entrada.

Diversos acontecimientos familiares y sociales irán cambiando la historia de la familia, al mismo tiempo que la del país, primero con la exaltación de esperanza que supuso para los mineros la victoria de Salvador Allende y más tarde, la decepción por la subida al poder de Pinochet. En todo tiempo, el cine seguirá siendo la fábrica de sueños que funcionará como una válvula de escape para el sufrimiento y la mediocridad de la vida.

En 2016, la danesa Lone Scherfig ya nos ofreció una deliciosa película, Su mejor historia, que era un canto de amor al séptimo arte, a su capacidad de hacer vibrar al espectador, de distraer y dar consuelo y también de generar opiniones. En ella, jugando con el cine dentro del cine, rendía homenaje a todo ese mundo de guionistas y escritores que se mueve detrás de las cámaras para elaborar una buena historia que llegue a la pantalla. Fue también maravillosa su película Italiano para principiantes (2000), pero entre toda su filmografía, es obligado citar An Education.

Con La contadora de películas, de nuevo rinde un homenaje al cine, con una mirada tierna sobre las viejas salas de proyección que constituyeron el lugar de evasión en el que dar rienda suelta a los sueños y la imaginación, de la mano de John Wayne, Marilyn Monroe, Charlton Heston… y con títulos tan memorables como Los diez mandamientos, El apartamento, El bueno, el feo y el malo…

La película tiene, además, un toque de actualidad, con la reivindicación del papel de la mujer, con una María Margarita fuerte y autónoma. Firman el guion la española Isabel Coixet junto a Walter Salles y Rafa Russo y encabeza el reparto el también español Antonio de la Torre. Todo el reparto funciona a las mil maravillas, y Lone Scherfig nos entrega una obra redonda y muy grata de ver.