ANSIAS DE AMOR Y LIBERTAD
En Saumur, en el hogar de Felix Grandet, un avaro tonelero, se vive pobremente. Grandet no acepta a ninguno de los pretendientes de su hija Eugénie, porque una boda supondría un gasto, entre la fiesta y la dote, que no está dispuesto a asumir, a pesar de la enorme fortuna que posee, que él se cuida bien de esconder a los ojos de todo el mundo.
Inesperadamente, llega a la casa el hijo del hermano de Grandet, un dandy parisino huérfano y arruinado, que despertará en su prima Eugénie intensos sentimientos de amor, que acabarán siendo el detonante de la ira de su padre, de imprevisibles consecuencias.
Marc Dugain, director y guionista de la película, se ha atrevido a adaptar una novela del escritor francés Honoré de Balzac. No era una tarea fácil por el peligro de caer en la pesadez de muchas películas de época, pero Dugain ha sabido conciliar el respeto a la obra original con su propio estilo narrativo. El material literario en el que se basa es sublime y Dugain ha sabido aprovecharlo, aunque no puede decirse que se trate de una gran película.
Los tres personajes de la historia están perfectamente dibujados. Las dos mujeres, madre e hija, viven resignadas bajo el autoritarismo de ese hombre incapaz de amar, solo movido por su adicción al dinero. Grandet sabe aprovecharse sin escrúpulos de todas las personas de su entorno para incrementar su propia fortuna, cuya existencia mantendrá oculta incluso a su esposa y a su hija. La joven Eugénie sueña con encontrar un día un gran amor, mientras languidece bajo la mezquindad de su padre. Pero, aun manteniéndose fiel a los personajes originales, Dugain ha tenido la habilidad de actualizar sus motivaciones y Grandet se convierte en la encarnación de un capitalista salvaje, mientras que su hija es una víctima del dominio masculino. Por otra parte, Eugénie aparece como protectora de la naturaleza, es decir, con un cierto aire ecologista.
Pero el cineasta no cae en los diálogos demasiado explícitos y deja que los silencios y las elipses sugieran al espectador los sentimientos y las motivaciones de los personajes. Son extraordinarios los decorados naturales de la región del Loira, resaltados por la magnífica fotografía de Gilles Porte. Joséphine Japy da vida con delicadeza a esa joven qué pasa de la posibilidad y la resignación, a la rebeldía y la capacidad de decisión. Olivier Gourmet consigue dar vida con mesura a un personaje tan indigno como el avaro Grandet. También Valérie Bonneton encarna bien a un personaje tan ambiguo como Madame Grandet. Muy bien rodeados por secundarios impecables.