EL SUEÑO DE LA LOCURA

Camille y Georges sin enamoran al primer golpe de vista y, desde ese momento se entregan a una vida en la que no cabe más que la diversión, bailar constantemente Mr. Bojangles de Nina Simone, su canción preferida, y estar de fiesta con amigos. Pasan los años, tienen un hijo, Gary, y su vida sigue transcurriendo en su mundo de fantasía. Hasta que un día, todo desborda y pierden el control de la situación.

En la primera escena de la película com a conocemos a Georges que se ha colado en un cóctel de alta sociedad, en los jardines de un gran hotel, al borde del mar. Cuando está a punto de ser expulsado de la fiesta cómo se encuentra con Camille y salta la chispa de inmediato entre ellos.

En la primera parte de la película, la acción se desarrolla a velocidad de vértigo, sin un respiro ni para los personajes ni para el público, al que no se le concede ni un instante de respiro. La pareja está totalmente entregada a sus sueños y diversiones. Pero si la velocidad se convierte en precipitación, ya no puede mantener el interés y la tensión y el espectador no tarda en sentirse cansado de tanta exageración, de tanto banquete y tanto correo sin abrir.

Después de esa especie de vorágine de escenas casi superpuestas unas sobre otras de tan rápidas, hay un cambio radical en el ritmo y aparece el mal que aqueja a Camille, con lo cual todas las locuras vividas quedan plenamente explicadas en el sentido más literal del término. Y lo que era una comedia divertida se convierte en un drama que deja temas de reflexión en el aire, como el modo de afrontar la enfermedad mental con amor y responsabilidad.

La locución francesa “Bâtir des châteaux en Espagne” (‘Construir castillos en el aire’) se toma literalmente en la película, y Georges, Camille y Gary, con su inseparable Mademoiselle Superfétatoire, un surrealista animal fantástico con forma de grulla doméstica y el mejor amigo de la familia, el senador Charles, apodado el Crápula, se refugian de sus desgracias en un " Castillo en España”. 

En esta parte, la película pierde un poco el ritmo coma a pesar de alguna escena con una gran belleza plástica como el baile con la voz de la mismísima Lola Flores.

Esperando a míster Bojangles es una adaptación al cine de la novela homónima del francés Olivier Bourdeaut, aunque no logra trasladar a la pantalla la delicada magia del libro. Lo mejor de la película: el trabajo actoral del trío protagonista.

Pero, a pesar de sus puntos débiles, el cuento trágico que nos ofrece Régis Roinsard propone una visión muy particular de la enfermedad mental, del dolor que puede llegar a causar y de la difícil respuesta que exige. Amar con locura no significa dejar que las locuras se impongan, sino el amor.