MUERTE O MUERTE
Una nube venenosa se cierne sobre todo el planeta y avanza a gran velocidad, sembrando la muerte de todos los seres vivos sobre la faz de la Tierra. Es el fin de la humanidad.
Un grupo de viejos amigos se reúnen en una gran casa de campo en Reino Unido, para celebrar la última Navidad. Para ser exactos, se reúnen para celebrar una fiesta de despedida de la vida, que coincide con el día de Navidad.
Toda la trama de la película consiste en dejar avanzar las horas hasta llegar al final anunciado de la destrucción total. Al principio, el espectador espera que suceda algo que pueda alterar el rumbo de los acontecimientos. Pero es en vano, el desarrollo de la acción no es otro que el progreso de la atmósfera letal.
La joven embarazada hace pensar que la fuerza de una promesa de nueva vida podría, tal vez, sugerir alguna escapatoria. Sin embargo no llega a funcionar como subtrama. Y lo mismo sucede con Arte, el hijo de Nell y Simon, que, como un “antivacunas” de nuestro entorno, se niega a tomar la pastilla que le han preparado sus padres. Nada va a cambiar la decisión tomada por todo el grupo.
Visualmente la película es agradable, con una ambientación y una fotografía notables. También el reparto es de calidad, pero los personajes son tan flojos y vacíos, que no dejan lugar para el lucimiento. De hecho es como si el fin de la humanidad no fuera con ellos y siguen con su fiesta y sus pequeños rencores como si nada. Obviamente, ninguno de ellos conecta verdaderamente con el espectador, que, a pesar de lo dramático de la situación, no llega a conmoverse ni a estremecerse.