LA “GUERRA” DE LOS MUNDOS
Los Rodríguez son una familia normal, matrimonio, Rodrigo y Cristina y tres hijos, dos niñas, Alejandra y Gabriela y un varón, Nicolás. La abuela, Isabel, aquejada de Alzheimer, vive en una residencia especializada. En el curso de una visita de la familia Isabel se las ingenia para tener un aparte con Nicolás. Su marido le confió un paquete que debería entregar a su nieto el día que éste cumpliera 15 años, pero, como es consciente de que está perdiendo la cabeza, ha decidido dárselo ya, exigiéndole su firme compromiso de no abrirlo hasta la fecha señalada. Sin embargo, la curiosidad juega malas pasadas y Nicolás abre en el trastero de la casa familiar una puerta cósmica por donde acceder al “Más Allá" y descubre estupefacto que su difunto abuelo era en realidad de otro planeta.
A partir de ese momento el caos se apodera de la familia y empieza a desarrollarse una trama disparatada, con habitantes de otro planeta incluidos, persecuciones, peligros, superpoderes y, sobre todo, muchas risas.
Después de la entrañable comedia dramática Lo que de verdad importa y de la espléndida Maktub (que obtuvo, entre otros muchos galardones el premio Personaje Cinemanet), Paco Arango vuelve al tono infantil de su serie televisiva ¡Ala… Dina! Una vez más, el cineasta da rienda suelta a su fantasía y nos ofrece una película con profusión de efectos especiales, rasgos surrealistas, situaciones alocadas y mucho humor.
El reparto hace un trabajo realmente muy bueno. Cuenta con figuras de renombre, como Geraldine Chaplin, Santiago Segura, Macarena Gómez, entre otros. Cuenta, además, con la colaboración especial del tenor Plácido Domingo, en el papel del abuelo extraterrestre. Sin embargo, son los niños quienes tienen mayor presencia en la pantalla, y hay que decir que todos saben estar a la altura de los grandes actores con los que interactúan, con especial mención para Rodrigo Simón, que da vida a las mil maravillas al personaje de Nicolás.
Como es habitual en todas las obras de Arango, fundador y presidente de la Fundación Aladina parte de la recaudación va destinada a ayudar a niños con cáncer.
Una película deliciosa para pasar un buen rato, reírse a gusto y reflexionar sobre el valor de la familia. El fundamento y la sabia nutricia de la familia es el amor mutuo incondicional. A cada uno se le quiere por ser quien es y se le acepta tal como es, con sus limitaciones, sus virtudes y sus defectos, sus rarezas… ¡incluso aunque sea un extraterrestre!