SÁLVESE QUIEN PUEDA
Harold Soyinka es el director ejecutivo de una compañía farmacéutica estadounidense, que debe hacer un viaje de trabajo a México con sus jefes Richard y Elaine. Allí descubre que su empresa ha estado proporcionando Cannabax, una nueva droga sintetizada a partir de la marihuana, al cartel de un peligroso narcotraficante conocido como «Pantera negra». Es tal el enredo, que Harold teme perder su empleo y, para colmo, tampoco su vida matrimonial atraviesa el mejor momento. De momento se ve atrapado entre los problemas personales y de trabajo y los feroces narcos que pretenden usarlo en su beneficio. A la desesperada, urde un plan para solucionar de golpe todos sus apuros. Pero las cosas no salen exactamente como había planeado.
El director australiano Nash Edgerton es hermano del más conocido Joel Edgerton. En El regalo, Nash trabajaba como actor a los órdenes de Joel. Ahora, en Gringo. Se busca vivo o muerto, es Nash quien dirige y su hermano -al que vimos como protagonista en Loving- tiene un pequeño papel en la película.
Edgerton nos ofrece una comedia negra en clave de humor, que, si bien no constituye una gran obra, está bien construida y consigue entretener y hasta provoca alguna risa con sus disparatadas escenas. El guión, a cargo de Matthew Stone, Anthony Tambakis (La venganza de Jane) tiene muy buen ritmo, diálogos graciosos y a veces divertidos. David Oyelowo (Un Reino Unido) y Amanda Seyfried (De padres a hijas) hacen muy bien los dos tipos bastantes ingenuos atrapados entre desaprensivos, desquiciados, terribles narcos, el indescriptible Mitch Rusk (Los Hollar) y hasta agentes de la DEA. En general, todo el trabajo actoral es bueno.
Película para pasar un buen rato y olvidarla después.