Wall Street, en 2005. Los grandes bancos están amasando fortunas especulando con el mercado inmobiliario, entonces en pleno boom. Pero cuatro tipos fuera del sistema de las altas finanzas se dan cuenta antes que nadie de que la burbuja inmobiliaria acabará explotando. Dan la voz de alarma pero nadie les hace caso y entonces deciden “apostar” fuerte. Venden los productos financieros que han reconocido como tóxicos para enriquecerse cuando caiga el sistema bancario.
La historia está inspirada en hechos reales, con tal fidelidad que casi se diría un documental convertido en película, pero está muy bien dirigida y tiene una agilidad narrativa que mantiene en todo momento el interés del espectador. Es una comedia inteligente, construida como un auténtico thriller ágil y brillante que nos puede recordar títulos como “Ocean’s eleven”.
Con un estupendo reparto, Adam McKay nos introduce perfectamente en las intrigas, mentiras y falsedades del mundo deshumanizado del dinero fácil y nos muestra el lado más oscuro del sistema bancario moderno. “La gran apuesta” tiene, además, una interesante dimensión didáctica, pues logra hacer entender al espectador desconocedor del mundo de las finanzas cómo la codicia desmedida fue el detonante de la crisis financiera mundial de 2008.
Es una muy buena película, pero que deja con el pánico en el cuerpo, porque acaba advirtiendo que lo peor no ha pasado todavía y que el sufrimiento que muestra simbólicamente en la familia que se ha quedado sin hogar puede todavía agravarse más. Tal vez necesitemos de esa catarsis para convencernos de los efectos destructivos de la ambición y la codicia.
La gran apuesta
Título original:
The Big Short
Género:
Puntuación:
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Publico recomendado:
País:
Año:
2015
Dirección:
Guión:
Fotografía:
Música:
Intérpretes:
Distribuidora:
Duración:
130
Contenido formativo:
Crítica: