La acción de El Cuarteto se desarrolla en la Casa Beecham, una residencia para músicos jubilados. La institución corre peligro de ser clausurada por problemas económicos. Los residentes se movilizan y, con el fin de recaudar fondos, organizan un concierto coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Giusseppe Verdi. En medio de la febril actividad de todos en la preparación y los ensayos de la gala, llega la noticia de la llegada al Centro de Jean Horton, una antigua gran diva de la ópera, mujer muy vanidosa y de difícil carácter, que estuvo casada con Reggy, uno de los residentes. Este queda enormemente contrariado al enterarse de la presencia de Jean en la casa, convencido de que va a alterar la “senilidad digna y tranquila” que se estaba procurando. Está lleno de rencores hacia ella, y las viejas heridas se abren de nuevo, tan vivas y lacerantes como al principio.
Pero la presencia de la gran soprano abre la posibilidad de ofrecer un número con los cuatro cantantes de ópera más famosos de Inglaterra de los últimos años. Cuatro viejas glorias de la ópera reunidas de nuevo para interpretar el “Cuarteto” de Rigoletto de Verdi: Reggie, su viejo amigo Wilf y la entrañable Cissy, junto a la gran soprano Jean Horton. Esto supondría un reclamo muy atractivo para la prensa y, por tanto, implicaría una gran difusión de la realidad de la Casa Beechan y, sin duda, una garantía de pervivencia para la residencia. Sin embargo Jean se niega a cantar en la gala porque, con los años, ha perdido calidad de voz y teme que en los agudos “se vaya a romper”.
Bajo esta sencilla y original trama argumental Hoffman nos brinda un “canto” a la vida, incluso en la edad frágil de la decadencia. El guión no resulta edulcorado, porque Hoffman no ahorra nada de lo que es propio de la vejez (Un residente es trasladado en ambulancia al hospital y nada más se sabe de él, Cissy presenta síntomas de demencia senil, varios de los residentes tienen flaca la memoria, Wilf tiene problemas de próstata...). Sin embargo lo muestra con serenidad, como limitaciones connaturales a la edad que hay que asumir pero que de ningún modo deben anular las ganas de vivir. Cada etapa de la vida, también la vejez, tiene su valor y ofrece posibilidades de creatividad en uno u otro ámbito. Síntesis del tema de la historia es la frase que Cissy repite una y otra vez: “Ageing is not for sissies”, el envejecimiento no es para cobardes. La película encierra también un tributo al arte –la música en general y la ópera en concreto, pero que puede trasladarse a cualquier manifestación artística–, que invita al hombre a la creatividad y lo eleva muy por encima de sus limitaciones.
La historia tiene momentos cómicos que rescatan al espectador de la emocionada ternura, con un Wilf obsesionado por el sexo, y la amable Cissy, disciplinada, bondadosa pero pícara y espontánea. Y deja lugar para que afloren los mejores sentimientos de amistad y amor, con el sosiego y la calidad que solo los años pueden ofrecer. El reparto es excepcional, con Maggie Smith (como Jean), Tom Courtenay (Reggy) Pauline Collins (Cissy) y Billy Connally (Wilf), y no es raro que Dustin Hoffman haya dicho que, con tan grandes artistas, él, como director, ha tenido poco que hacer.
El Cuarteto es una película amable, un divertimento, con música gloriosa de fondo, que emociona en algún momento, pero sobre todo provoca la sonrisa y contagia deseos vivir y ser feliz.
El Cuarteto
Título original:
Quartet
Puntuación:
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Publico recomendado:
País:
Año:
2012
Dirección:
Fotografía:
Música:
Intérpretes:
Distribuidora:
Duración:
95
Contenido formativo:
Crítica: