Cine y Valores

To the Wonder

Género: 
Puntuación: 
7

Average: 7 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2012
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
112
Contenido formativo: 
Crítica: 

Neil y Marina viven un apasionado romance en París. Van al monasterio del Mont-Saint-Michel, en Bretaña, y en ese paisaje idílico sienten como su relación llega “a la maravilla” (“To the wonder”). Sin embargo, la voz en off de Marina ya parece anunciarnos que no estamos ante un amor auténtico, de calidad. Habla de “volver a nacer”, dejar de ser quien era, y sus palabras tienen sentido, puesto que su anterior matrimonio fue un fracaso. Pero dice que se siente “fluir” hacia el amado, y este concepto equívoco es el que va a predominar en su historia. Su enamoramiento se proyecta como un deseo de fundirse con Neil, ser “uno los dos”.
La “fusión”, fluir y licuarse en el otro, puede provocar un sentimiento muy excitante, producir sensaciones placenteras que conmueven el ánimo, pero no es amor. Amar implica una actitud creativa en la que se compromete toda la persona, los sentimientos, las pulsiones y los sentidos, pero también la inteligencia y la voluntad para alcanzar un amor de calidad. Cuando una persona ama creativamente, se compromete activamente en el bien del amado. Por eso lo respeta y no “se funde” con él, no invade su intimidad, ese ámbito recóndito que es el espacio de la propia libertad, de la decisión de cada uno de responder o no a las apelaciones que recibe, muy especialmente las llamadas personales del Creador. La voz en off repite “Amar es una obligación”, pero el film no deja entrever qué supone el deber de amar, se limita a indicar que las emociones solas no son suficientes.
Mientras dura la euforia, la emoción embriagadora de las caricias, parece que la relación de Neil y Marina no tiene fisuras. Sin embargo no tarda en aparecer la insatisfacción y el desasosiego. Porque ni los deleites sensuales ni el goce sexual pueden llenar el deseo íntimo del ser humano, que, a pesar de sus posibles opciones equivocadas, tiende siempre, desde lo más profundo de su ser, hacia el amor en plenitud. Marina desea sellar la unión con Neil, pero eso no significa que esté en disposición de salir de sí generosamente hacia el amado y crear con él una nueva realidad que los trascendería a ambos, la unión esponsal.
Los dos amantes y la hija de 10 años de Marina se instalan en Oklahoma, donde Neil tiene su trabajo. La sensualidad se enfría paulatinamente con el paso del tiempo y el vacío se va instalando entre ellos. Como una imagen de esa falta de encuentro personal, de precariedad en las relaciones, la casa aparece sin muebles, con cajas de mudanza esparcidas por las habitaciones. No hay propiamente “hogar”. La niña quiere volver a Europa con su padre, y a ellos se les acaba el tiempo porque la pasión se apaga como expira su permiso de residencia en el país.
Jane, una antigua amiga, reaparece en la vida de Neil y despierta viejos sentimientos que creía olvidados. Ella aspira a un amor estable, quiere un proyecto de vida en común y cuando él rechaza el compromiso, la joven, ofendida e indignada, grita la verdad sobre lo que estamos viendo en la historia: No es amor, es sólo lujuria.
Marina vuelve de Europa y se suceden una serie de acontecimientos que no cambian nada en una relación que sólo se desarrolla a flor de piel. Primero se casan; más tarde ella se acerca a los sacramentos de la confesión y la comunión, y, poco después, inexplicablemente tiene una relación adúltera con un personaje siniestro. Una visita al ginecólogo nos puede dar una cierta clave de comprensión del proceso de destrucción del personaje de Marina. Podría todavía ser fecunda, aún existen posibilidades, pero, para ello, hay que suprimir la barrera que ha puesto entre ella y su marido, que impide que fluya la vida. Vueltos sobre sí mismos, sólo buscan el placer en su intimidad.
Otro personaje importante de la película es un sacerdote, el padre Quintana, cuya voz en off nos habla del amor a Dios, de la adhesión a Jesucristo, de su presencia en el amor a los más desvalidos. Pero lo que se oye no se corresponde con lo que se ve ni con lo que se percibe. Quintana vive la angustia de la falta total de sentimiento, la ausencia de experiencia de Cristo. La noche oscura de la fe crea en él una atmósfera tan atormentada como la falta de auténtico amor entre los amantes. Así, la alternativa que presenta la película es terrible: mera pasión en unos, frialdad sin sentimiento en el otro. Y en ambos casos la angustiada soledad en el corazón del que aspira al amor pero es incapaz de crearlo o experimentarlo.
Antropológicamente la historia de TO THE WONDER resulta inconsistente, pues si bien presenta el vértigo del eros, no aparece ni está insinuado el amor oblativo que busca incondicionalmente el bien del amado, que ama hasta el extremo. Un amor que tiende a su plenitud orientándose hacia el Creador, deseando participar del Amor infinito. La película no deja adivinar rasgos de lo que implica el amor auténtico, como encuentro profundo entre un hombre y una mujer, ni muestra tampoco la paradoja del seguimiento radical de Cristo como opción de vida, que, si bien exige renuncias y sublimación de sentimientos, su primera y más genuina característica es la alegría en la entrega del que se experimenta como elegido y llamado por Dios.
Sin caer en la comparación con EL ÁRBOL DE LA VIDA, esta nueva película de Malick es de una belleza artística impresionante, que conjunta de forma admirable la deslumbrante fotografía con una banda sonora maravillosa. Es cierto que, a veces, parece que las profundas reflexiones de la voz en off quedan un tanto faltas de conexión con lo que sucede en la pantalla, y que algunos planos, aunque espléndidos, son tan reiterativos que acaban fatigando al espectador. Pero en su conjunto es una obra espectacular, de una hermosura envolvente. Una obra que merece ser vista, contemplada, dejándose impregnar por su belleza, conmover por su carácter simbólico e interpelar por su profundo sentido religioso.