Cine y Valores

Walesa, la esperanza de un pueblo

Título original: 
Walesa. Man of Hope
Puntuación: 
6

Average: 6 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2013
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
127
Contenido formativo: 
Crítica: 

La película empieza cuando la periodista italiana Oriana Fallaci (Maria Rosaria Omaggio) se dirige al domicilio de Lech Wałęsa (Robert Wieckiewicz) para realizarle una entrevista. La interesante y reveladora conversación entre una de las más celebres periodistas del mundo y Lech Wałęsa, el líder del sindicato Solidaridad, premio Nobel de la Paz en 1983 y primer presidente de Polonia después del comunismo, conforma el tejido narrativo de la historia, que nos va mostrando toda su evolución desde simple obrero hasta personaje decisivo en la lucha por la libertades en Polonia y en todo el mundo occidental.
El relato biográfico empieza en 1970, en la ciudad polaca de Gdansk, durante las terribles represiones de las autoridades comunistas contra las protestas obreras. Wałęsa, un electricista que se manifestó en defensa de sus compañeros, fue obligado a firmar un acuerdo de colaboración con los servicios de seguridad. A partir de ahí, vamos asistiendo al itinerario de su compromiso social a lo largo de veinte años, junto a escenas conmovedoras de su vida familiar, su relación con su esposa Danuta (Agnieszka Grochowska) y los problemas inherentes a las necesidades y urgencias de un hogar con ocho hijos. La vida de Lech y Danuta está llena de disyuntivas, oposiciones y contrastes, entre los cuales es difícil, y no pocas veces, dramático tener que tomar postura y adoptar decisiones. Por una parte, el sentido del deber respecto de su patria y de los hombres subyugados por el opresor régimen comunista, pero por otra, su responsabilidad ante su familia, que, además de las consecuencias de la ausencia del padre que cuide de su subsistencia, puede sufrir las terribles represalias de unas autoridades carentes de escrúpulos. Wałęsa y su esposa son profundamente religiosos, católicos fervientes, y en la oración encuentran la fuerza y la luz para afrontar cada situación.
La película presenta un contundente ritmo narrativo y constituye un homenaje al coraje de Lech Wałęsa y de tantos polacos que supieron hacer frente a un gobierno comunista, tras el cual estaba la misma Unión Soviética. El guión es totalmente fiel a la historia más reciente de Polonia y de Europa, pero el hecho de conocer el desarrollo de los acontecimientos no le quita tensión a las escenas, que conmueven y estremecen tanto más cuanto se sabe que no son fabulaciones sino hechos reales que afectaron a personas que entregaron generosamente sus vidas para defender la justicia y la solidaridad entre los hombres.
La revolución que encabezó Lech Wałęsa no sólo significaría el final de la dictadura en Polonia, sino que además haría tambalear la Unión Soviética. De ahí el tremendo dramatismo del final de la película, con el discurso del mismo Wałęsa ante el Congreso de los Estados Unidos, que empieza con las palabras “Nosotros, el pueblo…”
Formalmente el film es muy correcto. Los actores resultan convincentes, si bien Robert Wieckiewicz, en algún momento, le da un cierto aire prepotente al carismático personaje que encarna. En conjunto, es una obra recomendable por su hondura humana y el vigor de los acontecimientos históricos que relata.