Cine y Valores

Todo mujer

Título original: 
Todo mujer
Género: 
Puntuación: 
9

Average: 9 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2015
Dirección: 
Guión: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
99
Contenido formativo: 
Crítica: 

Época actual. Un viejo palacete ajado en Segovia. Allí sobrevive a duras penas Amalia, descendiente de una familia aristocrática arruinada desde generaciones atrás. Hermosa todavía en su madurez, digna y elegante, orgullosa en su soledad, menesterosa como para pasar hambre, generosa como para recoger a un vagabundo más desvalido que ella misma. Amalia padece un tumor cerebral que le hace temer una muerte próxima. Oculto entre las sombras del gran caserón, la acecha aviesamente un intruso enamorado. Es un obseso tiránico que la considera un objeto de su propiedad que nadie puede arrebatarle, disputarle ni compartir. Él será quien provoque la tragedia final, aunque no el desenlace de la historia.

El personaje de Amalia es el núcleo de la película. Es la figura del antihéroe que no se rinde ante el embate de la destrucción, sino que la asume con tal dignidad que se convierte en el héroe agónico de una época y una estirpe. Si miramos a Amalia desde nuestra realidad, sin duda no comprenderemos toda su grandeza y profundidad. Debemos hacer el esfuerzo de elevarnos por encima de los «pre-juicios» para contemplar la realidad de esa mujer desde la raíz. La altivez como rebozo del dolor le viene de generaciones; sabe de sangre y soledad desde la infancia; y del esfuerzo por sobrevivir en la soledad más radical. Como busca comida en los desperdicios, busca la sombra de un gesto de amor desnaturalizado. No la mueve la libido sino la agria amargura. Es un ser inocente al que no han enseñado a amar ni le han brindado la experiencia de ser amado. Y sólo desde esa deconstrucción personal, podemos entender sus palabras y sus actos. Para comprender al personaje hay que dejar la lógica de la propia mentalidad y hacer el esfuerzo de meterse en su piel, sentir su soledad castrante desde la infancia, llegar hasta el fondo de su aislamiento personal y su desconcierto, para poder compadecerse de su sufrimiento y admirar su capacidad de resistencia.

Isabel Ordaz está magnífica dando vida a Amalia. Eleva el personaje al nivel de los más grandes de la historia del cine. En los numerosos, y siempre tan arriesgados, primeros planos, cada mirada, cada gesto, cada rictus resulta más elocuente que todas las palabras. La cámara parece recrearse en ella, la mira de frente, en escorzo, en contrapicado… Triste, desesperanzada, lúbrica, tierna, decidida, rebelde. La mirada del espectador puede penetrar hasta lo más hondo, escudriñar hasta el último rincón del alma, y comprender a Amalia, compadecerla y admirarla al mismo tiempo, sentirla familiar, cercana, doliente, altiva. Arantxa de Juan como Erika, Miguel Torres como el inquietante intruso, Alfonso Arranz el misterioso autista y Julia Quintana la hija música callejera cumplen muy bien.   

La música de Jorge Magaz es fantástica. Constituye un elemento decisivo en cada situación, para hacer presentir la gravedad de la muerte o el suspense y el miedo en el sótano, etc. Es una banda sonora memorable. Como también es bellísima la fotografía, tanto los interiores como las imágenes de Segovia.

Es puro "cine de autor". Gordon juega con la luz y las sombras, con los detalles decadentes, paredes desconchadas, viejas fotografías, largos pasillos por los que avanzan las figuras; los diálogos y los monólogos, las miradas y los silencios; el sexo y la soledad; el amor y la violencia. La ruina, la pobreza, la enfermedad, la soledad constituyen un drama arrollador, pero vistos con los ojos de Rafael Gordon pueden convertirse en una comedia que, sin perder gravedad, nos haga reír y nos alivie.

Todo mujer es un canto a la mujer que resiste, que lleva en si la fuerza que genera vida, aun moviéndose siempre en el límite con la muerte. La mujer capaz de luchar y de mantenerse cuando todo está perdido. Gordon nos transmite que lo importante no es vivir o morir, sino resistir, no perder la identidad aun cuando, a veces, como Amalia, sintamos que nos han vencido. Y con esa fuerza y esa seguridad, tiene sentido alargar la mano para pedir una limosna de compañía, de esperanza, de vida.

La película ofrece temas para el diálogo y la reflexión, pero, sobre todo, es un puro disfrute para los cinéfilos.