Después de sus principios espectaculares en Capitán América Civil War, un joven Peter Parker comienza a experimentar su recién descubierta identidad como el superhéroe Spider-Man. Vive con su tía May y lleva una vida normal de adolescente —va al Instituto, juega con su amigo, está enamorado de Michelle, una niña que parece no le hace demasiado caso—, mientras su mentor Tony Starck, al que Peter adora, lo observa desde lejos con una mirada casi paternal. En el fondo, Peter Parker está un poco frustrado porque debe limitarse a ser el «héroe» amable de su barrio, pues él aspira a acometer heroicidades de mayor envergadura.
A pesar de sus poderes y del sofisticado traje que le ha regalado el señor Starck, el joven es un adolescente «normal», que está descubriendo su cuerpo de adulto, en su caso con unas capacidades inauditas, desorientado entre lo que es y lo que le gustaría llegar a ser. Se siente torpe e indeciso ante su enamorada, e inseguro frente al «líder» chulito de la clase, que no pierde ocasión de burlarse de él. En su deseo de ayudar a las personas en dificultades y resolver situaciones peligrosas, comete errores garrafales y, con la mejor voluntad de defender el bien y la justicia, causa más estropicios que beneficios.
Jon Watts realiza un trabajo magnífico con la cámara. Las secuencias de acción se desarrollan a un ritmo trepidante. Algunas de ellas son sencillamente extraordinarias, como la del barco partido en dos, o la del enfrentamiento con Vulture en los aires, junto al avión, y, sobre todo, el accidente del ascensor en el obelisco del Mall de Washington.
Michael Keaton brilla como el temible villano que, en el fondo, no es mala persona y es hasta capaz de sentimientos de ternura y amistad. Pero no llega a eclipsar a Tom Holland como el divertido adolescente metepatas, aunque lleno de buenas intenciones, preocupado siempre por mostrar a su admirado mentor que está preparado para integrarse en el mundo de los Vengadores adultos.
Watts vuelve en cierto modo a las fuentes de origen de los personajes, pero los reinventa adaptándalos a los tiempos actuales con un «Spider-Man de YouTube», que se divierte filmando con su Smartphone. No es un héroe imbatible cargado de superpoderes, ni tiene por misión salvar el universo. Es sencillamente un héroe de barrio, para ayudar en los pequeños conflictos cotidianos. Tampoco su enemigo pretende dominar el mundo. El malvado «buitre» sólo quiere hacer sus negocios ilícitos, y acaba resultando hasta simpático a pesar de ser, al mismo tiempo, aterrador.
Es una comedia dinámica y divertida que permite pasar un buen rato y hará las delicias de los amantes del género. Un aviso importante: no se apresuren a abandonar sus asientos, hay que ver todos los títulos de crédito, dos escenas extra, la última de las cuales es absolutamente genial.