El sheriff, el niño y el Niño
Río, un adolescente limpio e inexperto, se ve obligado a huir, junto a su hermana, para zafarse de su despiadado tío, hermano de su no menos cruel padre. En su azaroso viaje se topan con el sheriff Pat Garrett y sus hombres, que están persiguiendo a su eterno enemigo, el escurridizo forajido Billy el Niño.
Para el joven Río, formar parte de la expedición de Garrett, camino de Santa Fe, va a convertirse en un viaje iniciático que le hará madurar como persona, le llevará a apostar por la lealtad, en contra del propio provecho, y le dará fuerzas para, incluso, arriesgar su vida por defender sus principios.
En sus comienzos, la película resulta enormemente sugerente, sobre todo porque los «malos» - el tío de los chicos y sus secuaces- forman parte de la trama secundaria. Los personajes principales son ambivalentes. Billy es ciertamente un forajido, pero en el film se presenta su lado más humano, que llega a resultar enternecedor. Su oponente, el sheriff Par Garrett, que trata de capturarlo, es un defensor de la ley y la justicia, un hombre duro, pero no cruel, y que, en medio de una misión tan peligrosa y complicada, como lo es todo lo referente a Billy el Niño, es capaz de asumir la protección casi paternal del inexperto Río. Éste y su hermana Sara han cometido acciones reprobables en sí mismas, pero totalmente justificables por el drama que han vivido.
Pero la verdad es que la trama va perdiendo fuelle y no responde totalmente a las expectativas del principio. No obstante, no por ello deja de ser una película muy entretenida, incluso para los que no sean especialmente aficionados a los westerns. Las típicas escenas del género, con galopadas desenfrenadas, tiroteos y enfrentamientos en medio de la calle principal de una ciudad en tensión, están muy bien resueltas, con dinamismo pero sin exageraciones.
La interpretación es muy buena. Ethan Hawke está genial como Patt Garrett, hombre duro por fuera, pero tierno por dentro y con un sentido ético que ha resistido a su trayectoria de persona habituada a solucionar los conflictos con el dedo en el gatillo. Dane DeHaan, el bandido Niño, en realidad sin infancia a pesar del sobrenombre, sagaz, hábil y rápido para salir de las peores situaciones, que tal vez no sea tan malvado como dice la leyenda, con un rescoldo de respeto y bondad ante los seres honestos. Jake Schur y Leila George encarnan muy bien a los dos hermanos a quienes la vida ha vapuleado pero no ha conseguido que pierdan la rectitud de conciencia. En suma, un western recomendable para pasar un rato agradable.