Cine y Valores

Si Dios quiere

Título original: 
Se Dio vuole
Género: 
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2015
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
87
Contenido formativo: 
Crítica: 

Tommaso es un reconocido cardiocirujano ateo y liberal. Tiene toda su vida ordenada y perfectamente controlada –o, por lo menos, eso cree él–. En el hospital es el jefe indiscutible, orgulloso de su ciencia y de su inteligencia. “Los milagros no existen –le dice a un paciente maravillado y agradecido por una curación–; soy yo que lo he hecho bien”. Sin embargo, aunque él ni tan siquiera lo sospecha, los miembros de su equipo lo desprecian profundamente. Y algo parecido sucede en su familia, cuya realidad ni por asomo él pueda imaginarse. Carla, su esposa, abandonó su trabajo para cuidar de sus hijos. Actualmente Tommaso desconoce, porque es incapaz de darse cuenta de ello, que su mujer se siente infeliz hasta el punto de desahogar su frustración bebiendo a escondidas. Su hija Bianca, a la que nunca le ha prestado atención, está casada con un agente inmobiliario al que Tommaso no soporta. El ideal de vida del matrimonio no es otro que ganar mucho dinero y hacer viajes exóticos.
Todas las expectativas del famoso y exitoso cirujano están depositadas en su hijo Andrea, brillante estudiante de medicina, del que se espera siga los pasos de su padre. Pero la cosa se complica cuando percibe ciertos inexplicables cambios en la conducta de Andrea. Rápidamente hace un cálculo de lo que puede estar sucediendo para tomar la iniciativa y seguir teniendo bajo control cuanto acontece a su alrededor. Sin embargo, la declaración del hijo lo deja totalmente descolocado: Andrea, hijo de un ateo recalcitrante, no sólo es creyente, sino que quiere ser sacerdote. Tommaso decide entonces acercarse de incógnito al Padre Pietro, un cura carismático, director espiritual de Andrea.
Con un argumento tan sencillo y aparentemente previsible, Edoardo Maria Falcone nos ofrece una comedia amable, divertida, llena de sorpresas y giros inesperados, con algunos gags desternillantes.
Los dos protagonistas, Marco Gallini como Tommaso y Alessandro Gassman como el Padre Prieto, están magníficos en sus respectivos papeles. El elenco secundario acompaña bien a la genial pareja, pero destacan especialmente Laura Morante encarnando a Carla, la sufrida esposa, y Edoardo Pesce, como el yerno superficial. Enrio Oetiker, el joven Andrea en busca de su propia identidad, queda algo más desdibujado.
Sin llegar a ser una historia humana profunda, la película ofrece temas interesantes para detenerse en ellos: El hombre liberal, que, teóricamente, acepta todas las opiniones y todas las actitudes excepto el “oscurantismo”, como él lo llama, de la Iglesia católica, planifica alcanzar su objetivo de impedir al hijo elegir libremente el camino de su vida, y para ello no duda en fingir, mentir y manipular, es decir, adoptar una actitud “oscurantista”, en su caso, de forma totalmente real y fáctica.
La coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace, así como el cinismo de proyectar en otros nuestros propios defectos y debilidades para acusarlos duramente de ellos, como una forma de redimirnos a nosotros mismos son cuestiones que, aunque en la película aparecen de forma chistosa e hilarante en el personaje de Tommaso, son de la mayor trascendencia y merecen que se les dedique un tiempo sosegado de reflexión y debate.
Uno de los grandes aciertos de Falcone es el sorprendente final abierto para ambos protagonistas, el Padre Prieto y Tommaso. La pera acaba cayendo del árbol y cada uno debe buscar la respuesta al porqué.