Cine y Valores

Salyut 7, héroes en el espacio

Título original: 
Salyut-7
Género: 
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2017
Dirección: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
111
Crítica: 

MISIÓN IMPOSIBLE

1985, todavía en años de la «Guerra Fría». La estación soviética espacial no tripulada Salyut-7, orgullo de los soviéticos, ha sufrido una avería y se ha perdido la comunicación con el centro de control. Si cae a la tierra, el desastre puede ser terrible. Hay una remota posibilidad de salvarla mediante el acoplamiento de otra nave, de modo que los astronautas puedan acceder a la nave Salyut-7, pero se prevé prácticamente imposible. La otra alternativa es intentar llevar la nave hacia el océano y destruirla, para evitar que los americanos puedan llegar a ella y obtener una valiosísima información sobre la industria espacial de la URSS. Finalmente, y a la desesperada, se opta por enviar al espacio a dos de los mejores astronautas, con grave riesgo de sus vidas, para intentar descubrir qué le ha sucedido a la nave averiada.

Es el primer film que llega a España de Klim Shipenko, un joven director ruso prácticamente desconocido en Europa hasta ahora, pero que realmente nos ofrece una película convincente, que cuenta con un buen guión, con unos conflictos bien planteados, y un reparto más que correcto.

Hay, sin duda, un orgullo patriótico narrando un hecho histórico que constituyó un admirable acontecimiento científico y una de las mayores hazañas astronáuticas de la era soviética, pero no tiene ningún tono triunfalista. El mayor acierto de Shipenko es poner en primer término las categoría humana de los personajes, sus relaciones familiares, de amistad y de compañerismo, su actitud de servicio y compromiso; y ello sobre el telón de fondo de la política y los políticos, que se ven obligados a tomar decisiones muy duras, guiados o presionados por los conflictos internaciones, en detrimento de las personas. Shipenko hace avanzar la historia con pulso firme, sin altibajos, alternando las escenas del espacio, con notables efectos visuales realmente hermosos, con otras de la Tierra, en el centro de control, o en la intimidad del hogar de los dos protagonistas, Viktor Savinykh y Vladimir Dzhanibekov (muy bien encarnados por Pavel Derevyanko y Vladimir Vdovichenkov respectivamente).

La acción en la nave y fuera de ella consigue mantener la tensión del espectador sin decaer ni un solo momento, y tenerlo sin aliento hasta la última imagen. Sólo en algunos momentos, se intenta rebajar el dramatismo para que pueda ser sostenido, como en la escena tan graciosa en que beben vodka convertido en burbujas que flotan en el aire.

En la película hay también tres guiños muy interesantes a la trascendencia: El jefe de vuelos les desea que Dios los proteja (El suceso del Salyut 7 ocurrió en tiempos del Partido comunista, por lo que la frase tiene su valor simbólico), en la primera ocasión en que Vladimir Dzhanibekov ha sentido la muerte de cerca, mira al espacio y ve una luz, que no lo deslumbra, pero le impresiona («Tal vez un ángel», dice él), y lo mismo sucede cuando la falta de oxígeno presagia de nuevo la muerte inminente, una luz brilla en el horizonte espacial.

Totalmente recomendable, por su buena factura, porque permite pasar un buen rato y porque, además, es una película que habla de la dignidad del hombre y exalta los valores de la amistad hasta dar la vida por el amigo, del amor conyugal generoso y comprensivo aun en los momentos más difíciles. Es conmovedora la escena en que la esposa y la hija de Vladimir, desde la base, se despiden de él con profunda tristeza pero con gran serenidad. Y es estremecedora la escena en que el jefe de vuelos, al teléfono con el astronauta, musita un «perdóname» con la voz entrecortada.