MADRE CORAJE
Rabiye Kurnaz contra George W. Bush está basada en la historia real del turco-alemán Murat Kurnaz, nacido en Alemania, detenido en 2001 y llevado sin pruebas al campo de Guantánamo. Pero la auténtica heroína es su madre Rabiye, dispuesta a llevar su largo combate judicial para conseguir la liberación de su hijo hasta llegar, incluso, al presidente de los Estados Unidos de América, George W. Bush.
La película es en realidad la historia de Rabiye Kurnaz, esa mujer aparentemente sencilla, de origen turco pero arraigada en Alemania con su familia, Mehmet, el marido, que trabaja en la Mercedes, y sus tres hijos, Murat, Cem y Atilla. Cuando su hijo mayor desaparece sin dejar rastro, Rabiye remueve cielo y tierra para localizarlo. Convencida de que la policía no va a ser capaz de solucionar la situación, contacta con Bernhard Docke, un famoso abogado especializado en la defensa de derechos humanos. Nada va a frenarlos, y menos aún cuando se enteran de que Murat, sobre el que no pesa ninguna acusación concreta, ha sido llevado a Guantánamo.
El magnífico guion de Laila Stieler puede parecer excesivamente simple en su planteamiento, con sucesivos carteles para indicar al espectador el paso del tiempo, pero la persona de Rabiye es tan fuerte y el tema tan impresionante, que la película atrapa de inmediato al espectador. El personaje de la madre, de una enorme fuerza, está muy bien encarnado por Meltem Kaptan, mujer infatigable en la defensa de su hijo, que sabe combinar la ternura y la fragilidad con el vigor y la tenacidad, y también con algunos rasgos de humor que no solo dan un respiro al espectador, sino que hace de Rabiye una mujer cercana y entrañable. Su magnífico trabajo ha sido reconocido en la Berlinane con el Oso de Plata a la mejor intervención principal, junto al de guion para Laila Stieler.
Es cierto, sin duda, que después de los atentados terroristas islamistas del 11-S, hubo una obsesión por la seguridad rayana en la paranoia, pero Andreas Dresen se las apaña para que hacer de Murat una víctima inocente. Tal vez no tanto, pues el primer lugar al que acude la madre para recuperar a su hijo es a la mezquita y acusa al imán de ser el culpable del viaje de su hijo.
A cada uno nos corresponde juzgar esa historia.