Irene y Craig Morrison llevan más de 60 años casados. Sus siete hijos están pendientes de ellos pero, pero, como es lógico, cada cual tiene su trabajo y supropia familia. Los dos ancianos viven juntos y felices en el campo, atendiendo todavía las labores de la granja. Irene empieza a sufrir los síntomas de una demencia senil, por lo que el viejo caserón, con sus escaleras, se hace muy peligroso para ella. Los hijos plantean la conveniencia de una residencia donde la cuiden, pero Craig no es de la misma opinión y, decide construir, con sus propias manos, una casa más pequeña, que sea adecuada y cómoda para su esposa. Las dificultades y los problemas no le van a venir de las limitaciones de sus 87 años, sino de la fría burocracia de la administración local.
La historia de la pareja es un ejemplo sublime del valor de la fidelidad, que no supone “aguantar” contra viento y marea para mantener férreamente lo que se prometió. La auténtica fidelidad implica una actitud creativa, adaptarse flexiblemente a las nuevas circunstancias para seguir dando sentido al compromiso que se adquirió. Craig e Irene se siguen amando profundamente ahora que ya experimentan el declive físico e, incluso, en el caso de Irene, psíquico. Es lógico que, mientras pueda, Craig no esté dispuesto a dejar de cuidar él mismo a su mujer. En esos momentos de enfermedad, la expresión del cariño es la ternura en las atenciones, la abnegación en los cuidados. Lo que pudiera parecer cabezonería de dos viejos es, en realidad la actitud coherente con un compromiso de amor para siempre.
Preciosa película, con un magnífico guión, ambos a cargo de Michael McGowan.Los dos actores protagonistas, James Cromwell y GenevièveBujold, están maravillosos como la pareja de ancianos, frágiles pero firmes en defender su unión y su intimidad mientras les quede un mínimo de fuerzas. El resto de los actores cumplen perfectamente con su papel. El director sabe mantener la mesura en la historia, de forma que, siendo tan tierna como para emocionar, no es en absoluto una película lacrimógena.
“Quédate conmigo” es una gran lección sobre el amor y la fidelidad, llena de optimismo sobre la grandeza del matrimonio. Imprescindible en nuestra época de amores fugaces y relaciones fungibles.
Quédate conmigo
Título original:
Still Mine
Género:
Puntuación:
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Publico recomendado:
País:
Año:
2012
Dirección:
Guión:
Fotografía:
Música:
Intérpretes:
Distribuidora:
Duración:
102
Contenido formativo:
Crítica: