Cine y Valores

Petra

Título original: 
Petra
Género: 
Puntuación: 
7

Average: 7 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2018
Dirección: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
107
Crítica: 

La madre de Petra jamás ha querido decir quién fue el hombre que engendró a su hija, pero, tras su muerte, Petra hace averiguaciones y llega hasta la masía de Jaume, un célebre escultor, odiado y temido por todos. En la casa está también Marisa, la sufrida esposa de Jaume, que asume con indiferencia las ausencias y las infidelidades de su marido. En una casa aparte, vive Lucas, el hijo del matrimonio, fotógrafo artístico, un hombre sensible y bueno, al que el padre no pierde ocasión de humillar mostrándole su desprecio.  

También Petra acaba siendo víctima de la capacidad destructiva de ese hombre de vértigo. Ella busca la verdad, en el arte y en la vida, porque cree que sin verdad no puede haber belleza. La verdad y la belleza, como la bondad, el bien y la unidad, se implican. Pero se encuentra con Jaume, un hombre malvado, instalado en la mentira, para quien el arte es un medio para amasar dinero y tener poder; es un ser humano deleznable que no respeta nada ni a nadie y solo disfruta humillando a los demás. Quien esté cerca de él, sufre irremisiblemente las consecuencias de su maldad demoledora.

Jaime Rosales eligió la finca «Fitor», en el macizo de las Gavarras, en la costa septentrional gerundense, para algunas localizaciones de la película, y le ofreció a su propietario, Joan Botey Serra, uno de los papeles principales, el del malvado Jaume. Con setenta y siete años a sus espaldas y sin ninguna experiencia en el mundo del cine, Botey ha sabido encarnar perfectamente a ese maléfico personaje. Lo hace cercano y creíble en todo su horror y sabe estar a la altura de una actriz de la talla de Marisa Paredes, su esposa Marisa en la película, de una Petra magníficamente encarnada por Bárbara Lennie (María (y los demás); Oro; La enfermedad del domingo), de Álex Brendemühl (El sueño de Gabrielle) como su hijo Lucas, y todo el resto de un buen elenco.

El marco natural es impresionante, esos imponentes bosques de alcornoques con el mar al fondo, en los que el hombre aparece muy pequeño, a merced de fuerzas superiores, como en una tragedia antigua, pero que, en este caso, se concretan en la crueldad de Jaume, el amo de todos, un dios ruin y depravado en su olimpo particular. La película está, además, muy bien ambientada, con las masías, las esculturas, las pinturas…

Hay muchos silencios elocuentes, entre confidencias, reproches y verdades a medias, pero a veces los diálogos, por demasiado espontáneos y naturales, resultan un poco vacuos, carentes de contenido. Aunque, por otra parte, tienen la ventaja de dar credibilidad a la historia.

La historia está narrada a lo largo de siete capítulos, muy acertadamente trastocados. El orden no es temporal, sino sentimental. El espectador puede ver las consecuencias de los hechos incluso antes de que ocurran, lo cual le permitirá llegar hasta el fondo de su esencia.

La película es muy dura, pero, en medio de tanto horror, hay una última luz para la esperanza y una sabia lección de vida: el mal (Jaume, el hombre de vértigo) puede arrollar al bien (Petra, Lucas, Teresa, Pau…) y llevarlo al límite del sufrimiento, pero al final, el mal acaba siendo definitivamente destruido. Suavemente, aunque con mucho dolor, el bien vuelve a surgir de sus propias cenizas y se abre camino hacia el encuentro humano generoso (Petra, Marisa, Julia).