HACERSE MUJER
Última adaptación al cine de la obra de la escritora estadounidense Louisa May Alcott (1832-1888), Mujercitas, que trata del paso de la adolescencia a la edad adulta de cuatro hermanas, en los tiempos difíciles de la guerra civil de los Estados Unidos. La novela tuvo una segunda parte, Aquellas mujercitas, cuya acción transcurre cuatro años después de la anterior, es decir cuando las niñas son ya mujeres hechas y derechas.
La historia ha sido llevada en varias ocasiones al cine, dos de ellas todavía como películas mudas, en 1917 (Alexander Butler) y 1918 (Harley Knoles), y otras cinco ya en cine sonoro, en 1933 (George Cukor), 1949 (Mervyn LeRoy), 1994 (Gillian Armstrong), 2018 (Clare Niederpruem) y la actual de Greta Gerwid. Entre las distintas series de televisión, cabe destacar la que dirigió Vanessa Caswill en 2017.
Con tales precedentes, no resulta fácil acometer la enésima versión, pero Greta Gerwig, responsable del guion y la dirección, es capaz de salir airosa de la prueba y presentar una película con una puesta en escena muy inteligente, muy fiel a la novela original y, al mismo tiempo con un sello muy personal. Los actores hacen todos un trabajo magnífico y sería injusto citar a unos en detrimento de otros. Aunque no se puede por menos que nombrar a una soberbia Meryl Streep como la difícil tía March. Son muy buenas también la banda sonora de Alexandre Desplat y la fotografía de Yorick Le Saux. Formidables también la dirección artística y el vestuario.
Sin embargo, el desarrollo del guion no será del gusto de todos. La novela de Louisa May Alcott, como corresponde a una historia de iniciación, termina cuando las cuatros protagonistas entran en la edad adulta. A partir de ese momento, deja transcurrir cuatro años y retoma a los cuatro personajes, en situación de afrontar situaciones y problemas de personas adultas. Son aquellas mujercitas pero ya convertidas en mujeres. Es la siguiente etapa de sus vidas. Pero Greta Gerwig no sigue ese desarrollo lineal y arranca su historia al revés, cuando la protagonista principal, Jo, que es el hilo conductor de la narración, es ya adulta. La trama se desarrolla en dos tiempos y la acción salta sin solución de continuidad de una etapa (adolescencia) a otra (momento actual).
Es original y es inteligente sin duda, pero también corre el peligro de que el espectador se pierda a veces y pase algunos momentos teniendo que hacer el esfuerzo de situarse. La consecuencia es que resulta difícil identificarse con los personajes, con sus dificultades por encontrar su camino, puesto que ya venimos del final. En este sentido, un producto tan bello como Mujercitas de Greta Gerwig pierde parte del encanto que supone unirse al personaje, vibrar con él, sentir como propias las incertidumbres que se van desvelando poco a poco. Es muy posible que el film guste más a los varones que a las mujeres, que son quienes podrían sentirse más cercanas a los personajes y, por tanto, quienes perciban más esa desconexión de sentimientos.
No obstante lo dicho, es una película llena de valores de los de verdad –la familia, el amor incondicional, la generosidad, la lealtad, la solidaridad, el perdón…–, de modo que tiene total actualidad. La acción se desarrolla en la segunda mitad del siglo XIX, pero los personajes tienen hondura y la trama humana no está sujeta al tiempo.
Es, pues, una buena propuesta para ver con toda la familia y comentarla después.