EL AGENTE ENAMORADO
Zurich, otoño de 1989. En noviembre cayó el muro de Berlín, pero esto no afectaba directamente a Suiza, país que se había mantenido neutral y no había participado activamente en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en Suiza existía el temor de que la cercanía de la RDA pudiera suponer un peligro de influencia ideológica perniciosa. Era el tiempo de la “Guerra fría” y de las temibles y tenebrosas policías secretas del ámbito socialcomunista, la KGB en Rusia y la STASI en la Alemania oriental.
El jefe Marogg sospechaba que el teatro de Zurich era, en realidad, una Célula Comunista que estaba colaborando con Moscú. Para recabar información y poder desenmascarar a los culpables, Marogg decide que un agente de policía a sus órdenes, Viktor Shuler, un hombre discreto, anodino y de buen comportamiento, se infiltre en la compañía teatral que está preparando una obra en el “Schauspielhaus Zürich”.
Pero el desconcertado espía se enamora de la actriz Odile Lehmann, excesivamente cercana al director de la compañía, altamente sospecho de ser un revolucionario comunista camuflado.
La película está inspirada en un escándalo de espionaje que salió a la luz a finales de la década de los 80, cuando se supo que los servicios de inteligencia suizos tenían archivos secretos sobre cientos de miles de personas en su territorio, sospechosas de opiniones políticas poco fiables.
Es una comedia divertida, que trae evocaciones de Good Bye Lenin! y de La Vida de los Otros. La cámara se detiene mucho en el agente Shuler, cambiando su físico y su indumentaria o escondido detrás de las puertas y llegando a conclusiones no poco peregrinas. Pero también tiene su parte seria, cuando Shuler empieza a cuestionarse la ética de la investigación masiva, que supone la ilegítima incursión en “la vida de los otros”.
Es una película muy entretenida, una “incursión”, en este caso totalmente legítima y en una cierta clave de humor, en la realidad histórica de los últimos años de la llamada “Guerra Fría”.