Cine y Valores

Mia Madre

Título original: 
Mia madre
Género: 
Puntuación: 
6

Average: 6 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2015
Dirección: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
106
Contenido formativo: 
Crítica: 

“Mia madre” describe el conflicto interior de una directora de cine en pleno rodaje enfrentándose a las mil decisiones que debe tomar para dar cuerpo a una historia de lucha social, con manifestaciones y protestas de los obreros de una fábrica que acaba de ser vendida. Este trabajo coincide con la hospitalización de su anciana madre, a quien le quedan pocos días de vida. Gianni, el otro hijo, ha asumido plenamente la responsabilidad de atenderla y Margherita, por su parte, pasa todo el tiempo que puede junto a la cama de la enferma. Está también preocupada por su hija adolescente, que no acaba de centrarse y flojea en los estudios. Todo este cúmulo de tensiones la tiene dividida y estresada y, por la noche, sueños desasosegantes la confunden y la angustian todavía más.
Tenemos, pues, cine dentro del cine; se mezclan la fantasía de la película que se rueda con la realidad de los personajes que la realizan, pero que son, a su vez, ficción de la otra película. La realidad de la vida de la directora –distinta de la “fantasía” del guion que está rodando– es la “fantasía” de la película que ve el espectador. Cine, fantasía, vida, sueños, realidad… Imperceptiblemente la película nos introduce en la magia del cine, las fronteras entre realidad y ficción se difuminan y el contenido humano de las historias aparece como una experiencia perfectamente real que se expresa en un relato de ficción. Y entonces brota el carácter ejemplificador del cine, se entiende por qué una buena película, con un sólido guion, constituye una auténtica lección de vida. “Mia madre” nos insta a reflexionar sobre los propios defectos y limitaciones, la necesidad de abrirse a los demás para mirarse en ellos como en un espejo que nos devuelve nuestras imperfecciones, la conveniencia de establecer una jerarquía de valores en nuestras actividades, porque, a fin de cuentas, la muerte está ahí y se lo lleva casi todo de un plumazo.
La superposición de historias, el cine dentro del cine, permite tomar una cierta distancia de una situación humana conmovedora como es asistir al declive de la madre y contemplarlo con una mirada tierna pero también con humor. El humor es necesario en la vida porque permite tomar distancia de ciertas situaciones desagradables, objetivarlas y, con ello, quitarles gravedad. Eso no significa frivolizar las cuestiones serias, sino desdramatizarlas en la medida de lo posible, para evitar que nos opriman en demasía y nos dejen sin capacidad de maniobra. Es uno de los grandes aciertos de “Mia madre”, al que contribuye en gran manera el personaje de John Turturro, con su divertida extravagancia. La emoción y las risas están igualmente presentes, a veces incluso al mismo tiempo.
Los dos hermanos, Margherita y Giovanni, parecen encarnar al mismo Nanni Moretti, que ama apasionadamente su oficio y que vivió también la experiencia de perder a su madre durante un rodaje. En todo caso, la película es un canto de amor al cine y a las relaciones filiales; es también una reflexión sobre el lugar que deben ocupar las lenguas clásicas en la formación humana y finalmente, en una última maravillosa escena, constituye una expresión de admiración y gratitud a la figura del educador.
Es una magnífica película. Moretti en estado puro. Su mirada hacia lo alto no llega a la trascendencia, pero su presentación de los grandes valores que esmaltan la vida humana está abierta al infinito. Totalmente recomendable.