A la muerte de su madre, cuando María sólo tenía 15 años, asumió la responsabilidad de cuidar de la familia. Sus dos hermanos abandonaron el hogar familiar, pero ella permaneció con su padre, al que ha atendido con abnegación, sobre todo en los últimos tiempos en los que ha padecido un cáncer, del que, afortunadamente, se está recuperando bien. Trabaja en una editorial, con la ilusión de poder ella misma publicar la novela que tiene casi terminada. Sin embargo, toda la capacidad de decisión de la que hace gala en su casa le falta en el trabajo y no acaba de encontrar el modo de hacer realidad su sueño. Su vida afectiva deja también mucho que desear, pues a sus 35 años todavía no ha conseguido tener una pareja estable con la que vivir una relación de auténtico amor. Sólo en su casa se siente como alguien importante, el pilar de la familia, el referente para los hermanos y el apoyo imprescindible de su padre.
Inesperadamente, el padre, recién salido del hospital quiere organizar una comida familiar porque tiene algo que anunciar. Acuden los dos hijos, uno con su esposa embarazada, el otro con su pareja, y unos tíos. El padre les presenta a Cachita, su enfermera y les anuncia que se han enamorado y van a casarse. Todo el mundo de María se desmorona en ese momento, se queda totalmente desconcertada y no sabe cómo reaccionar porque de súbito se encuentra con la vida sin rumbo.
Bárbara Lennie está magnífica en su papel de la desnortada María, que, no sólo es la protagonista de la película, sino que es quien lleva el peso de toda la historia. Transmite muy bien sus emociones, sus incertidumbres y sus frustraciones, con escenas en las que aparece ella sola para comunicar con el espectador. El resto de los personajes están bien perfilados y se hacen cercanos y creíbles. Nely Reguera nos ofrece una historia sencilla, con la frescura de lo cotidiano, de las actitudes que podemos fácilmente reconocer en nuestro entorno, siempre dirigidas a la figura de la madre en una familia, tipo «¿Dónde lo pongo?», «¿Te puedo ayudar?», etc. Todo ello, por supuesto, sin tomar ninguna iniciativa. La directora y coguionista sabe combinar muy bien el dramatismo de algunas situaciones con un humor suave y discreto, y nos ofrece una película amable y entretenida.