Cine y Valores

Manchester frente al mar

Título original: 
Manchester by the Sea
Género: 
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
135
Valores: 
Crítica: 

Lee Chandler, hombre tosco y nada sociable, debe regresar a Manchester, en la costa de Massachusetts, después de la muerte de su hermano. El notario le informa que Joe, su difunto hermano, en su testamento, lo dejó designado tutor de Patrick, su sobrino de 16 años. Esta inesperada responsabilidad lo retiene en la ciudad, y vuelven a él los fantasmas de su pasado trágico.

Kenneth Lonergan nos ofrece un retrato psicológico de una gran riqueza. Lee, el protagonista, es un hombre totalmente quebrado por dentro, que súbitamente se ve obligado a abandonar el refugio de su soledad para involucrarse de nuevo en la vida de las personas. Pero cuando la profundidad de las heridas es tan insondable y el dolor que se reaviva es tan lacerante, recuperar las relaciones afectivas constituye una empresa tan descomunal que se hace difícilmente realizable.

La historia es desgarradora, pero la película es de una gran sobriedad. Los acontecimientos de la vida de Lee se van desvelando paulatinamente gracias a una construcción muy inteligente en la que, mediante flashbacks, se van entrelazando las antiguas experiencias traumáticas con su presente atormentado. De este modo la historia va profundizando en la psicología de Lee y su durísimo pasado. Esta hábil estructura narrativa, unida al realismo de las relaciones humanas de los personajes, va elevando la tensión dramática sin dejar un respiro al espectador. Pero no cae en ningún momento en el tópico lacrimógeno y aunque el drama se desarrolla en toda su crudeza, lo hace de forma contenida, como con un cierto pudor. Por eso la intensidad del interés no decae a pesar de un largo metraje de 12h 18.

La atmósfera invernal del paisaje de la costa este de Estados Unidos contribuye a dotar a la historia de una nostalgia estremecedora. El frío gris en la tierra es como un símbolo de la ausencia de un sol interior que pueda caldear el alma. En la banda sonora, muy buena, destaca el Adaggio de Albinoni, que consigue detener el drama para que podamos contemplarlo y sentirlo en toda su magnitud. Es un momento mágico. Como portentosa es la escena del breve diálogo de Lee con Randi, su exesposa, que como un flash, nos hace asomar a su alma rota.

Casey Affleck está soberbio en su papel de un hombre bloqueado por el dolor, pero sin caer en la exageración expresiva. Extraordinarias son también las interpretaciones de Lucas Hedges, el adolescente Patrick, entre niño desvalido y adulto seguro de lo que quiere; Michelle Williams, como Randi, la esposa de Lee; Kyle Chandler, como Joe, el hermano mayor fallecido, todos ellos resaltando por encima de la acción la conmovedora trayectoria íntima de sus respectivos personajes.

Es una película magnífica sobre el dolor moral y la resiliencia, bajo la trama argumental de una historia de amor familiar y de amistad comprometida y desinteresada. Sin embargo, se echa de menos alguna mirada esperanzada, o por lo menos interrogante, hacia la trascendencia. No sólo porque los personajes de la historia sean católicos, pues, aunque no hay nada que nos lo indique, podrían serlo de forma meramente sociológica, sino, sobre todo, porque ante una situación extrema, cuando el hombre se siente incapaz de hacer frente a la desgracia que se abate sobre él, sólo levantando la mirada hacia lo alto puede encontrar un último vestigio de sentido a su vida. El ánimo del espectador habría agradecido una pequeña luz de esperanza.