REYES DE TODO, REYES DE NADA
Rá, Culebro, Sere, Winny y Nano, cinco chicos de la calle de Medellín, emprenden un viaje siguiendo la brújula de un sueño.
Ra ha recibido un oficio del gobierno en el que se le comunica que se le van a devolver los predios que eran de su familia y que se les habían confiscado. Él y sus amigos, otros desarraigados como él, sobreviven gracias a pequeños robos y trapicheos. Están muy unidos entre ellos, se ayudan, se protegen y comparten lo poco que consiguen en sus correrías.
El viaje hacia las tierras que van a recuperar supone una odisea de peligros y sinsabores; pasan un sinfín de penalidades pero nada es demasiado cuando la vida de esos cinco “hermanos” va cambiar, van a tener un lugar suyo en el que asentarse, plantar vegetales y edificarse un cobijo.
La colombiana Laura Mora ya nos presentó la difícil situación de los jóvenes en Colombia, en su película Matar a Jesús. Los reyes del mundo, más lograda y madura, se ha hecho acreedora de la Concha de Oro de la 70 edición del Festival de San Sebastián.
Los reyes del mundo es un film triste y sobrecogedor, con algunas escenas impactantes, como el viaje atados con una cuerda a un camión o la barricada en medio de una carretera; otras, de tan desgarradas, estremecen al espectador, como el baile con las viejas prostitutas.
Los cinco del grupo hacen un buen trabajo, dotado de naturalidad. Su espontaneidad da verosimilitud al triste relato.