Narrada y producida por Arnold Schwarzenegger, la película recoge el viaje de la familia Cousteau, Jean-Michel Cousteau y sus hijos Celine y Fabien, desde Fiji a las Bahamas, para descubrir y mostrar el mar como nunca se ha visto antes y aprender más sobre las amenazas que ponen en peligro a nuestros mares. Jean-Michel es hijo de Jacques Cousteau, quien, en el pasado siglo, nos acercó los fondos de los Océanos y se convirtió en un icono de la segunda mitad del siglo XX.

Gracias a la tecnología puntera utilizada, podemos contemplar una imagen nítida y detallada de la vida en el fondo del mar. El equipo ha filmado las criaturas más sorprendentes que habitan en las profundidades oceánicas, y ha llegado a captar algunas vidas submarinas prácticamente microscópicas, que luego han sido ampliadas para la gran pantalla, dando como resultado un maravilloso festín visual.

Pero el documental no es sólo un gozo sensorial, sino que constituye una lección y un aviso sobre las amenazas que se ciernen sobre nuestros mares. Jean-Michel Cousteau afirma que «conocemos más de la superficie de la Luna que lo ocurre en nuestros océanos. No hemos explorado ni un 10% de las profundidades del mar. No podemos proteger lo que no entendemos». La película no es alarmista, pero si advierte que sin unos mares sanos, ninguna vida, ni siquiera en la tierra, puede existir. Está, pues, en juego -quizá lo más exacto sería decir «en peligro»- el futuro de nuestro planeta, la supervivencia de nuestros hijos. Las maravillas del mar es una llamada a la concienciación y la responsabilidad, porque protegiendo el océano, nos protegemos a nosotros mismos y a las generaciones futuras.

El documental, de una gran belleza, resulta interesantísimo para cualquier persona, no sólo para los apasionados de la naturaleza marina.