TRAS LOS PASOS DE SPOCK
Wendy es una adolescente de inteligencia privilegiada que sufre de autismo. Audrey, su hermana, casada y con una niña muy pequeña, que se ha ocupado de Wendy desde la muerte de su madre, no se ve capacitada para cuidar de ella y la ingresa en una residencia para chicos con trastornos. La joven tiene muchas limitaciones a causa del autismo, pero Scottie, su psicóloga, le enseña a superarlas poco a poco, con mucho esfuerzo y tenacidad.
Wendy es una apasionada de la saga Star Trek, de la que conoce hasta el más mínimo detalle. Cuando se entera de que Paramount ha convocado un concurso de guiones justamente sobre el universo de ficción de Star Trek, decide dar rienda suelta a su vocación de escritora, y escribe un guion cinematográfico de 500 páginas. Sueña con ganar el certamen y, con el dinero obtenido, poder seguir pagando su tratamiento para que Audrey no tenga que vender la casa que heredaron de la madre. Para conseguir entregar su obra dentro del plazo señalado por la Paramount, Wendy escapa de la residencia y emprende un peligroso viaje (dadas sus circunstancias personales), con su cariñoso perrito, camino de Los Ángeles.
Ben Lewin nos entrega una película amable y optimista, a pesar de las circunstancias dramáticas de la protagonista. Tiene momentos conmovedores en los que no se puede por menos que empatizar con la protagonista, vulnerable y sufriente pero capaz de crecerse por encima de sus graves limitaciones, para superar los difíciles y severos obstáculos que se le presentan. Aunque también hay rasgos de humor que provocan la sonrisa y aligeran la dureza del relato.
Dakota Fanning hace un buen trabajo, en un papel nada fácil, como la niña autista. Alice Eve, la Audrey de la historia, también está muy bien como esa mujer buena, que quiere lo mejor para su hermana, pero está desbordada y no está muy segura de cuál es la mejor decisión. Hay que destacar a Patton Oswalt, como Jack, el oficial de policía, que nos ofrece una de las mejores escenas del film, con una carga humana conmovedora. Pero quien brilla con luz propia, como no podía ser de otro modo, es Toni Collette, la psicóloga Scottie.