En esta adaptación de la obra homónima de Alan Bennett, Maggie Smith encarna a una anciana sintecho excéntrica y testaruda que instala la vieja y destartalada camioneta que le sirve de vivienda en el patio de la casa del mismo Bennett, dramaturgo británico, situada en el barrio de Camden en Londres. Anteriormente la tenía aparcada en la calle, pero tuvo problemas con unos gamberros que la hostigaban, con las quejas de los vecinos y con los servicios sociales municipales. Entonces le pidió al escritor que le permitiera quedarse dentro de su propiedad durante algunas semanas, que se acabaron convirtiendo en 15 años, en los que se creó entre ellos una insólita relación de “amor-odio” y hasta de mutua ayuda. Fue precisamente la advertencia de la avispada Miss Sheperd la que movió al escritor a vencer sus complejos y a asumir abiertamente su realidad personal. Gracias al consejo de la vieja, recobró la estabilidad en su vida.
El escritor se desdobla para hablar de sí mismo, presentando dos partes de su personalidad enfrentadas y complementarias, en un diálogo cercano al psicoanálisis, buscando en el origen de su interés por Miss Sheperd la conflictiva relación con su madre, y discutiendo incluso con su faceta de escritor sobre le ética de la creación literaria autobiográfica o de los diarios íntimos. Temas densos que se quedan sin resolver, si bien el recurso de la personalidad esquizofrénica, tratado con un contenido humor inglés, tiene gracia y provoca, por lo menos, la sonrisa.
Aunque basada en una historia real, la narración resulta en general un tanto artificial, pero salva sus defectos y carencias gracias a la interpretación magistral de Maggie Smith, que logra dotar de proximidad y de empatía a un personaje en sí mismo repulsivo por su suciedad y por lo abrupto de su carácter, que rehúsa groseramente toda mano que se le tiende. Finalmente acaba siempre obteniendo lo que desea, con lo cual queda claro que busca su provecho pero rechaza las relaciones humanas. Y, lo que es más admirable todavía, la gran actriz consigue que la anciana harapienta y maloliente mantenga en todo momento la elegancia, único indicio de sus orígenes, que no se desvelarán hasta después su muerte. Sólo entonces Alan Bennett se entera por fin de quién era realmente Miss Sheperd, cuál había sido su vida antes de llegar a hacer su casa de la vieja camioneta y por qué cayó en esa degeneración.
La película tiene un fondo triste pero Nicholas Hytner y Alan Bennett contemplan a la anciana pordiosera y sus manías con una mirada complaciente y divertida. También presentan con un humor discreto y respetuoso la homosexualidad de Bennett y sus aventuras ocultas en la oscuridad de la noche, desconocidas para todo el mundo salvo para los ojillos inteligentes de Miss Sheperd. Sin embargo el humor benevolente se vuelve cruelmente deformador cuando de la Iglesia católica se trata. Es una pena que hayan caído en una zafiedad totalmente innecesaria en un film que permitiría pasar un buen rato disfrutando de una gran actuación de Maggie Smith, quien a sus más de ochenta años sigue siendo la gran actriz capaz de llenar por sí sola la pantalla y de sacar a flote un film por lo demás bastante insulso.
The Lady in the Van
Título original:
The Lady in the Van
Género:
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Publico recomendado:
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Año:
2015
Dirección:
Guión:
Fotografía:
Música:
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Duración:
104
Contenido formativo:
Crítica: