Cine y Valores

La vida de Anna

Título original: 
Anna's Life
Género: 
Puntuación: 
6

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Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Dirección: 
Guión: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
108
Valores: 
Crítica: 

La cineasta georgiana Nino Basilia sorprende gratamente con esta ópera prima incisiva y bien construida, sobre las adversidades de una joven madre soltera de un niño autista. El pequeño está ingresado en un centro público en el que lo atienden bien, pero no le tratan la patología. A pesar de un pluriempleo agotador, Anna no puede plantearse pagar un colegio ni tener una vida mejor. Para huir de esa existencia sin horizontes, sueña con emigrar a EE.UU., la tierra prometida. Pero en el consulado le deniegan el visado, por lo cual intenta conseguirlo por medios ilegales.

La vida cotidiana de Anna está marcada por la lucha para sobrevivir ella misma, ocuparse de su hijo y atender a su abuela, que vive sola y sufre demencia senil. A pesar de su situación penosa, se le deniega cualquier ayuda del Gobierno, porque tiene ingresos, aunque sean mínimos e insuficientes.

Su tensión y su rabia son tales que acaba perdiendo el sentido de los límites y se mueve constantemente en la peligrosa y fina línea floja entre actitudes éticas e incorrectas, con lo cual no sólo no consigue encontrar salida a su situación, sino que cada vez se hunde más en una espiral de actos sin sentido, que la denigran y la destrozan. Anna toma por sí misma sus decisiones, y es, por tanto, responsable de utilizar a los otros como medio para sus propios fines. Pero también es verdad que ante ella se levantan muros que le resultan prácticamente infranqueables, lo cual, aunque no la anula, sí condiciona su libertad de optar.  

Es un film durísimo y desesperanzado sobre cómo una realidad social puede ahogar las capacidades de un ser humano para mejorar sus condiciones de vida a pesar de todos sus esfuerzos. Debemos tener en cuenta que la acción tiene lugar en Georgia, país que hasta 1991 formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), con todo lo que eso significa de pobreza y opresión especialmente para las clases más débiles.

El reparto realiza un trabajo correcto, con una protagonista absoluta, una magnífica Ekaterine Demetradze. El ritmo es a veces demasiado lento y reiterativo. Se repiten escenas que en realidad no aportan nada a la historia, no la hacen avanzar. Sin embargo, esa morosidad contribuye a crear la atmósfera de angustia que transmite la película.

Nino Basilia, con bellísimos planos secuencia, nos transmite una sensación de autenticidad, de estar presenciando una dramática historia real de lucha sin horizontes. Un film deprimente, pero de gran calidad.