Cine y Valores

La profesora

Título original: 
Ucitelka
Género: 
Puntuación: 
7

Average: 7 (1 vote)

Publico recomendado: 
Año: 
2016
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
99
Valores: 
Crítica: 

Checoslovaquia de principios de los 80. La profesora María Drazdechova, viuda de un alto militar y presidenta del Partido comunista en la zona, llega a un centro escolar en un suburbio de Bratislava, donde impartirá clases de matemáticas, ruso y eslovaco. El primer día de curso pasa lista para conocer la profesión de los padres de cada uno de sus alumnos.

Los extraños contactos de la nueva profesora con las familias de los estudiantes, unidos a los peculiares métodos pedagógicos que utiliza y, sobre todo, el intento de suicidio de una niña, hacen que la directora del centro convoque una reunión de urgencia con todos los padres, para evaluar las actitudes de María y, llegado el caso, pedir su traslado a otro centro.

La película, basada en una historia real, constituye una crítica feroz al comunismo. Para ello, Jan Hrebejk se centra en el personaje de la profesora, que viene a ser como una metáfora de la opresión de Checoslovaquia ejercida por el régimen comunista y de la impunidad con la que los jerarcas del partido podían manejar a las personas como piezas a su servicio. La trama argumental está constituida por las relaciones de Drazdechova con unos alumnos concretos y sus respectivas familias, pero, en un nivel más profundo, supone un sutil reflejo de la prepotencia y la corrupción del poder imperante.

El film empieza presentando la fachada del colegio de Bratislava –el espacio físico en el que va a desarrollarse la acción-, con un cartel de propaganda del Partido comunista -la lectura simbólica de la trama-. En el interior, asistimos al primer día de clase de la nueva profesora, personaje en el que se concentran ambos planos, pues ella es el motor detonante de los hechos y que, a su vez, constituye una metáfora del régimen político del país. A partir de ahí, la historia se desarrolla en dos líneas argumentales que arrancan en una doble escena de introducción -aunque no coincidentes en el tiempo, vemos como los niños y sus padres cuelgan sus abrigos antes de entrar en las respectivas salas, una para la clase, otra para la reunión-, y que avanzan progresivamente hasta acabar convergiendo al final del relato. Uno de esos hilos de acción lo protagoniza directamente la profesora, que va tejiendo una red de oscuras artimañas para sacar el máximo provecho de sus alumnos y de ciertas familias, a los que clasifica según la utilidad que puedan tener para ella y contra los que toma represalias si no satisfacen sus expectativas. La segunda línea da un salto temporal al final del conflicto, cuando ya la directora ha convocado a los padres para enjuiciar la situación. Esa reunión puede recordarnos ligeramente el film de Sidney Lumet 12 hombres sin piedad (1957), por cuanto se está juzgando a una persona ausente, lo cual provoca encendidas situaciones. Pero en la deliberación en el colegio, más que la experiencia de cada uno a propósito de los hechos que se dilucidan, lo que prima es la sombra del miedo al poder político. No pocos padres, sibilinamente chantajeados por la siniestra profesora, se han visto constreñidos a mostrarse serviles con ella, para obtener ventajas para sus hijos, en detrimento del resto de los alumnos. Sin embargo casi nadie se atreve a denunciar la realidad de lo acontecido, por temor a las represalias, políticas sobre ellos y académicas sobre sus hijos.     

Jan Hrebejk acierta al no cargar las tintas en lo dramático de la situación de algunos niños, y de mantener un tono contenido de comedia oscura, a veces algo caricaturesca, capaz de aligerar la densidad de la historia. Zuzana Mauréry lleva a cabo un notable trabajo, muy bien secundada por el resto del elenco, en el que cabe destacar los papeles de los jóvenes actores.

Sin duda lo más dramático del film es la última escena que, a modo de epílogo, nos remite a la inevitable circularidad, a la capacidad de supervivencia de los manipuladores -en lugar de enseñar ruso, se dan clases de inglés… ¡y hasta de ética y religión-, siempre dispuestos a utilizar la vida y hacienda de los demás en propio beneficio. Y la gran pregunta que plantea la película, es dónde queda recluida la ética cuándo un poder corrupto aplasta todas las libertades y el ciudadano se siente amenazado y sin oportunidad de tomar postura.