LA MÚSICA CON LOS OJOS DEL CORAZÓN
La película está basada en la autobiografía del gran tenor y músico italiano Andrea Bocelli. A causa de un glaucoma congénito y de un golpe accidental jugando al fútbol, perdió totalmente la vista cuando contaba doce años de edad. Pero el pequeño Amos Bari en el film también había nacido con un don extraordinario: una voz maravillosa. Su apasionado amor por la música desde la infancia, le impulsó a seguir siempre adelante, superando toda suerte de obstáculos. Hasta que Franco Corelli, el legendario tenor italiano, maestro de algunas de las voces más renombradas del mundo, aceptó al joven Amos como alumno. Corelli fue decisivo para la educación de su voz, y así se abrieron las puertas del éxito para quien llegaría a ser uno de los grandes del canto.
La realización del film es muy correcta y bellísima la fotografía de la luminosa Toscana, pero el ritmo es desigual. La primera parte, dedicada a la infancia de Amos, es realmente conmovedora (si bien, con alguna escena, como cuando la madre descubre la ceguera total del niño, que, de tan exageradamente patética, pierde la capacidad de emocionar). Pero a partir de ahí no sabemos muy bien a dónde nos quiere llevar la narración. Todo aparece mezclado -las clases en el instituto, el grupo de música, su enamoramiento…-. Todas esas facetas de su maduración personal y musical merecen, lógicamente, figurar en la biografía, pero carecen de una trabazón fluida entre ellas y producen una sensación de algo deslavazado y caótico, con lo cual la intriga y el interés decaen irremisiblemente a medida que avanza el relato.
La película abarca desde el nacimiento de Amos hasta el comienzo de su fama, por lo cual no podemos ver la parte de su carrera jalonada de grandes éxitos, pero, de todos modos, se echa de menos la presencia del personaje ya convertido en un icono de la música y de algunas de las interpretaciones memorables de su repertorio. Algo de eso aparece en los créditos finales, que nos acaba dejando un cierto regusto a inacabado.
Los actores llevan todos a cabo un trabajo muy bueno. Toby Sebastian, un magnífico Amos Bari, lleva casi todo el peso de la película. Ennio Fantastichini, zio Giovanni, consigue dar un toque gracioso a la historia. Muy correcto también Jordi Mollà como Sandro Bari. Pero merece ser especialmente destacado Antonio Banderas como Franco Corelli, el mentor firme, severo, inteligente y cordial. Banderas, genial y carismático, nos deja con ganas de haber conocido más a su personaje.
Michael Radford y su guionista Anna Pavignano nos ofrecen una película aceptable, pero muy lejos de su mítica «El cartero y Pablo Neruda». Sin embargo es una cinta aceptable que nos permite pasar un buen rato y acercarnos al mundo de la música.