Cine y Valores

La chica en la niebla

Título original: 
La ragazza nella nebbia
Puntuación: 
7

Average: 7 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2017
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
128
Contenido formativo: 
Crítica: 

UN EJERCICIO DE MANIPULACIÓN

Avechot, una pequeña localidad en los Alpes italianos. Anna Lou, una niña de 16 años ha desaparecido. El encargado de investigar el suceso será el detective Vogel, famoso por su insólito método de trabajo. Para paliar la falta de recursos de la policía, Vogel utiliza a los medios de comunicación como «agentes investigadores» que pueden encontrar pistas o provocar un paso en falso del culpable. Todo lo cual será oportunamente utilizado por el inspector. También en el caso de Anna Lou, según lo previsto por Vogel, el despliegue de medios en el pueblo es espectacular. Pero el enigma resulta muy difícil de descifrar.

La película tiene una estructura circular, con una primera escena, a modo de prólogo, en la que conocemos al personaje protagonista, el inspector Vogel, interrogado por el psiquiatra de un hospital, y una última escena, en la que continúa la misma conversación y se cierra el «círculo» de la investigación. Entre ambas, un largo flashback, en el que asistimos al desarrollo de todo el proceso, desde que Vogel llegó al Avechot hasta el momento actual en el despacho del psiquiatra. Todavía hay un breve epígono que desvela el último fleco que quedaba por averiguar. Tal vez no sea una estructura muy original, pero funciona perfectamente para mantener la intriga de principio a fin.

La ragazza nella nebbia es una adaptación muy fiel de la novela homónima del italiano Donato Carrisi, que debuta ahora como director y se ocupa, además, de la elaboración del guion. Es un thriller policiaco muy entretenido, pero, al mismo tiempo, Carrisi plantea algunos temas candentes en la actualidad, como la acción no siempre ética de los medios, que buscan el sensacionalismo de las noticias en detrimento de la veracidad de su información. Literalmente, se arroja «carnaza» a la gente, alguien en quien desahogar sus propias frustraciones y sus bajos instintos. Se lanza a la arena del circo mediático a un «monstruo» (que sea o no culpable a nadie le importa en realidad) para que sea juzgado y condenado sin remisión por la opinión pública. No son juicios espontáneos ni sentencias reflexionadas, sino que obedecen a una trama minuciosamente organizada, cuyo vehículo de transmisión son los medios -prensa y redes sociales-. Es un ejercicio claro de manipulación, pero consigue, en la película y en la vida real, que la gente sienta que está ejerciendo su libertad de opinión y su derecho a expresar lo que piensa, cuando, en realidad, está siguiendo a la letra un plan preconcebido, es decir, está actuando como una marioneta hábilmente manejada por el manipulador.

La ambientación del film está muy bien lograda y los actores están magníficos. Jean Reno extraordinario como inquietante psiquiatra y Toni Servillo alcanza un tal nivel de dominio de la pantalla que casi brilla más el actor que el personaje. Para los amantes del cine negro, una película para disfrutarla, pero, además, un buen ejemplo de estrategias manipuladoras y un aviso para estar en guardia ante ellas.