Cine y Valores

Harry Potter y la piedra filosofal

Título original: 
Harry Potter And The Sorcerer’s Stone
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
Año: 
2001
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
152
Contenido formativo: 
Crítica: 

EL BIEN VENCE AL MAL

El pequeño Harry Potter, huérfano desde que tenía un año, vive en casa de sus desagradables tíos, los Dursley, sus únicos familiares tras la muerte de sus padres. Le hacen dormir en el hueco de la escalera y es tratado sin ningún afecto ni consideración. Además, tiene que soportar las impertinencias de su primo Dudley, fofo, antipático, malcriado y extremadamente exigente. Harry no sabe que es mago, aunque a veces ha tenido la experiencia de que suceden cosas extrañas cuando está enojado. 

Pocos días antes de cumplir once años, unas lechuzas le hacen llegar una carta a nombre de «Señor H. Potter. Alacena Debajo de la Escalera». Es la primera carta que recibe en su vida, y su tío Vernon Dursley intenta impedir por todos los medios que pueda leerla. En ella se le comunica que ha sido aceptado como alumno en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

El día exacto de su cumpleaños, se presenta a buscarlo Rubeus Hagrid, un gigantón que es el paradigma de la candidez, para conducirlo al Colegio. A lo largo de la discusión con sus tíos, que no están dispuestos a permitir que vaya a Hogwarts, Harry se entera de que sus padres no murieron en un accidente de coche, como le habían dicho, sino en una misteriosa explosión de la que él salió ileso, si bien con una extraña cicatriz en la frente con forma de rayo.

La película tiene un preámbulo que nos da las claves de interpretación de las líneas maestras de la historia. Los profesores Albus Dumbledore y Minerva McGonagall hablan de su temor de que se enfrenten el bueno y el malo. El bueno está de parte de un bebé huérfano –Harry Potter–, que debe crecer al margen de todo «hasta que esté listo», mientras que del malo no se nos dan todavía noticias. Estamos, pues, ante un planteamiento típico de cuento popular –el mal enfrentado al bien–, pero con expresiones y aventuras maravillosas que lo hacen extraordinariamente atractivo.

La acción se desarrolla en un mundo totalmente mágico, deslumbrante y sorprendente. Hay conjuros, maldiciones y artes de magia, que son remedos de las ambiciones, intrigas, traiciones y agresiones que lesionan las relaciones entre los hombres. 

Harry Potter es una persona éticamente muy valiosa. En su infancia ha tenido que sufrir los malos tratos de su primo Dudley y la crueldad de sus tíos Vernon y Petunia, que nunca lo han querido y procuran impedir que desarrolle sus facultades. Pero él no alberga ningún rencor en su corazón. Cuando tiene su oportunidad y va al Colegio de Magia, se aplica a aprender y sacar el máximo rendimiento de sus poderes al servicio de los demás, sin buscar beneficios propios y arriesgándose, a veces, a salir perjudicado.

En Hogwarts, Harry establece una relación de amistad muy sólida con dos compañeros, Ron y Hermione. Los jóvenes amigos están íntimamente unidos en un ideal común de defender la justicia y el bien, pues saben que lo esencial no son las facultades –mágicas en su caso– que cada uno tiene, sino la actitud generosa de apertura a los demás. Hermione le dice a Harry: «Eres buen mago, Harry». «No tanto como tú», le responde él. A lo que ella añade reflexiva: «Ya, libros e inteligencia. Pero hay cosas más importantes: amistad y valor»

En la película se enfrentan el bien y el mal, los buenos y los malos; Voldemort, «el–que–no–debe–ser–nombrado», que es la encarnación del mal, el «lado oscuro», frente a Harry Potter y sus amigos, que representan al Colegio Hogwarts, la vida ética de los magos. La lucha aparece plásticamente en el partido de quidditch –una mezcla de rugby y baloncesto sobre escobas voladoras–: el equipo de la Casa de Slytherin –a la que pertenecieron «todos los magos que se han echado a perder»– hace trampas, empuja y golpea a los jugadores del equipo contrario con el fin de conseguir la victoria, aunque sea por medios torticeros.

A pesar de que los tres amigos tienen poderes mágicos, para que sus facultades lleguen a madurar necesitan esforzarse en aprender y perfeccionarse día a día. Los poderes mágicos son un trasunto de las potencias de cada persona. Sólo surgen y llegan a plenitud con el esfuerzo y el estudio constante. Todo ser humano tiene en sí mismo ciertas potencialidades, a menudo muy valiosas, pero necesitan ser fecundadas por el encuentro comprometido con las posibilidades que le brindan las realidades de su entorno. Las falsas promesas de conocimientos adquiridos sin esfuerzo ni colaboración personal son una falacia.   

En el fabuloso Colegio de Magia, Harry aprenderá encantamientos y tácticas de defensa contra las malas artes; se enfrentará a monstruos como el trol o Fluffy, el perro de tres cabezas, e, incluso, al mismo malvado Voldemort. Pero, sobre todo, tendrá oportunidad de desplegar todas sus posibilidades personales y aprenderá que la verdadera piedra filosofal, que convierte en valioso todo cuanto toca y llena la vida de sentido, es el amor oblativo y la amistad generosa.